Reseñas
Descubrimientos increíbles de una ciudad fantástica. Parece que es un pequeño bar, pero esconde joyas culinarias que hacía tiempo no probaba. Sin pretensiones, con mucho más trabajo de lo que parece, cocción a baja temperatura, mezcla de texturas y sabores… una delicia. Las alcachofas, los garbanzos con langostinos, las bravas… de verdad. Para repetir.
Bar que puede pasar desapercibido pero que si paras en alguna ocasión no dejaras de repetir. Tapas elaboradas, trato inmejorable y ambiente acogedor. Aconsejable 100%, volveremos muy pronto, gracias Jaime.
Es el bar del barrio por excelencia. Los vecinos pasan por allí cada día, hablan de sus cosas, conversan entre ellos y comparten risas de un modo muy cordial. Se respira un ambiente casero y familiar, como si de la serie de TV "Creerá" se tratara... Me sorprendieron MUCHO las tapas. Todas buenísimas y nada convencionales. La de la foto es una lasaña de pulpo... Brutal. Y lo que más me llamó la atención es que es el propio dueño del local quién prepara la comida en su casa y luego les da el toque final en el bar, antes de ser degustados por el cliente. El dueño, Jaime, es una persona muy amena y súper atenta. Siempre está pendiente de sus clientes y de desvive por dar lo mejor de sí, aunque a veces peque de ser un poco intenso No le pongo 5 estrellas porque solo tienen Cruzcampo!
Un bar acogedor con un trato cercano, Jaime es un encanto. Las tapas ricas y el vino muy bueno. Qué más se puede pedir?
Cocina de vanguardia. Este es un bar para disfrutar de la gastronomía que no es lo mismo que un sitio para comer. Los platos desbordan excelencia y creatividad . Una delicia para los que como yo, aprecian sobremanera la buena cocina. Los vinos tintos me han gustado también mucho. Lo situo al nivel de el Eslava o La azotea. El precio está bien, aunque lógicamente algo superior a las tapas habituales. Es una pena que el sitio no sea demasiado tranquilo. La decoración tampoco me parece muy allá.
Un sitio con mucho encanto. Estupendo para beber tranquilo y picar algo.
Un chico majísimo regenta este pequeño bar en medio del barrio de San Vicente. Estupendo ambiente, cañas bien tiradas, altramuces deliciosos y un muy buen trato. Recomendable probar sus tapas, cocina muy bien. Siempre que andamos por ese barrio, volvemos.
Increíble si vais a Sevilla que no se os pase visitarlo las tapas buenísimas y lo prepara todo en medio metro de barra
Todos los platos que pedimos estaban riquísimos, super sorprendida y super recomendable.Comida: 5/5
Qué decir de este encantador bar. Desde que estamos en el barrio se ha convertido en nuestro lugar de referencia para desayunar y para tapear. Sus dos camareros siempre te reciben con una sonrisa y te hacen sentir como en casa. Sus desayunos están increíblemente buenos: esa tostada de carne mechá casera con quesito y tomate te hace tocar el cielo. Al mediodía una carrillada al curry y una ensaladilla de bacon y mostaza para reponer energía. Da igual lo que pidas porque todo está buenísimo y hecho con cariño. No me cansaré de recomendarlo. Viva el Alfakeke.