UN MERCADO BAJO UN CIELO ABIERTO
La Plaza de Abastos de Carmona es un gran espacio abierto al cielo y que aún hoy día sigue conservando un marcado encanto, algo romántico, de un mercado tradicional de antaño.
Su aspecto romántico se lo confiere quizás, su esencia espiritual constatable en sus muros y soportales que protegían recelosamente en su interior los jardines perfumados de flores y hierbas del Antiguo Convento de Santa Catalina de Siena. El ángelus, con su repique de campanas a la llamada a la oración, pondría sin duda alguna la nota musical para despertar el entorno aletargado del por aquél entonces centro de la ciudad, hoy mucho más transitado y acelerado por ciudadanos, visitantes y turistas.
Tras el gran expolio sufrido de nuestro Patrimonio Artístico y Cultural por la desamortización de Mendizábal en el S. XIX, el misterio del silencio de sus puertas quedarían sellados en la Historia como Plaza de Abastos actual.
A partir de entonces, nuestro querido Mercado será el protagonista de la ciudad por un día, siendo El Jueves el elegido para celebrar un pintoresco mercadillo que congregaba a centenares de personas en torno a este lugar.
Hoy y tras varios años de un futuro incierto, este hermoso emplazamiento vuelve a recobrar poco a poco el entusiasmo que antes parecía dormido y la economía de la ciudad de Carmona se está viendo oxigenada con la presencia de numerosos emprendedores que han visto como las plazas de abastos de otros lugares se están convirtiendo en auténticos paraísos de encuentros vecinales y un buen recurso turístico con un fuerte efecto dinamizador para la economía local.
Una apuesta segura, sin duda alguna, que Carmona está realizando por reconvertirse y situar a este fabuloso espacio en una opción económica en el corazón de nuestra localidad.
Así, sin perder su esencia, podemos contemplar enmarcados en un sinfín de arcos a numerosos comerciantes que recibiendo al público con una gran sonrisa en sus rostros ofrecen ricas carnes de primera calidad, frescas verduras y hortalizas que son cultivadas de manera natural y ofrecidas de una forma un tanto graciosa y pescados y productos de temporada. Pero también a otros negocios que se han incorporado con ideas más creativas y arriesgadoras adaptándose al innovador concepto de cultura gourmet. Así podemos encontrar nuevos espacios como vinotecas y abacerías que además de ofrecer exquisiteces en sus viandas tienen también intereses artísticos y culturales muy estrechamente relacionados con el ocio y el disfrute, floristerías que con sus ramilletes y macetas añaden el toque colorido y romántico de aquél jardín conventual ya desaparecido o mercerías que con el cuidado de sus puntadas aseguran a este antiguo claustro una nueva era de gloria.
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