Bar Gonzalo

Este bar funciona básicamente a la hora de los almuerzos. A pesar de la gran cantidad de clientes que se juntan a esa hora el servicio es bastante rápido. Tienen amplia variedad de bocadillos. El local es grande y dispone de una pequeña terraza. Precios populares. Aceptan tarjeta y pagos en efectivo. Para volver cuando esté por la zona.

"Bareto" tradicional en el buen sentido. Los bocatas están buenos y la cantidad de mezcla es enorme. Entras, pides en la barra y te llevas tu bocata preparado al momento. Las tapas están buenas y las cantidades son abundantes. Precios muy económicos.

Excelente comida casera, muy buenas tapas y un menú del día con comida casera muy rica y postres también caseros por 9 euros.

La atención personal es muy buena y la cantidad de mezcla en los bocadillos también, casi excesiva, pero el pan no acompaña.

Bar de toda la vida en el que se come genial. Destacar los bocadillos de tortilla de patata.

Bar para almorzar, los bocadillos de tortilla muy buenos y el embutido del pueblo de Gonzalo, aunque ahora que ta no esta ha desmejorado mucho. Belén súper agradable atenta y educada. Gracias Gonzalo por todos estos años. Ahora hay más camareros y funciona peor, más desorden y más tiempo para q te sirvan.

Gran variedad de bocadillos, grandes y buenos. Algo negativo: el servicio de mesa. Pero la simpatía y los bocatas hacen que te olvides de ello.

No vayáis cuando haya mucha gente. Servicio pésimo, nos han tomado el pelo completamente. Una hora esperando, después de pedir y no habernos servirdo ni la bebida, se acerca una camarera y nos dice, después de una hora, que bravas no le quedan. Alucinando, comentamos que simplemente traiga los bocadillos y ya está. Segundos después vuelve, diciendo que tampoco le queda nada de bocadillos. Una hora esperando para irme con hambre, una vez nos sentaron a comer. Vergonzoso. Culpa del servicio entero, no la camarera.

Gonzalo abre el bar pronto. La cocina trabaja desde las 7 por lo menos. Por eso antes de las 9 ya tiene preparadas bandejas para montar bocadillos de famélicos tempraneros, que pululan por el entorno de Mestalla, un barrio que mantiene su pugna interna entre los nuevos comercios y los tradicionales, que mantienen su posición hasta la inevitable jubilación. Relevos generacionales no se ven, porque esa costumbre forma parte de una cultura familiar de secreto y tradición que ha sido destruida. Pero vamos a los que persisten. Por cinco euros Gonzalo te ofrece un almuerzo de proporción descomunal para trabajadores de oficios manuales. Los que no hacen trabajos fabriles tienen la opción de medio bocadillo, que no deja de ser un señor almuerzo. Hasta las 11'30 el comedor está lleno. La gente pide su bocadillo y su bebida en la barra y luego se sientan. Dos personas en la cocina y dos en la barra. Los clientes saben que las mesas tienen cierto componente de autoservicio. Y lo asumen, porque no se puede dar más por tan poco dinero. Medio bocadillo de tortilla de patata para llevar todavía costaba 1'80 € en Septiembre de 2021. Entretanto, la inflación acecha a la cocina popular para destruir los equilibrios.

Está muy bien para almorzar y el trato muy bien. El único pero, que tendrían que mejorar la extracción de humos que se nota muchoen la entrada, pero en el ínterior no se nota.