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Historia

Hoy quiero confesar... aunque una confesión más bestia que al estilo “la Pantoja”. Ni esto es una copla ni estamos para canciones. Debo confesar que mi pueblo es el más hermoso del mundo. Hasta ahí lógico: todos ven las maravillas de su tierrina como la mejor. Y es lo normal.
Mi pueblo, Cuerres, vive bajo las faldas de las estribaciones occidentales de la Sierra del Cuera. Tiene su playa y sus acantilados: arcos de piedra con una fuerza y traza que parcen una casprichosa catedral gótica. Con el Cantábrico a sus pies y los bufones al fondo. Minifundios irregulares, rocosos y rebeldes. Fincas, arenas y caleros. Castros orgullosos. Morfológicamente es una maravilla. Atravesado tres milenios por el Camino de Santiago, por caminantes, pescadores y campesinos. Y un río nervioso, arbolado de recuerdos árabes y piedras prerromanas. Así está todo, según los geólogos desde hace unos 330 millones de años y nadie lo había “jodido”.
Pues desde hace una temporada le han salido unos muros de cemento. El río, las tierras y la playa cerrados en forma de cárcel. Los bajaderos cortados. Todo se valla, todo se interrumpe. Se anuncian “pumaradas nosequé” pero se entiende “Playa privada”, pelotazo asqueroso.
Y nos llega un olor a corrupción que no es normal: aquí cuatro “amiguetes” listos se dedican a poner puertas al campo, o intentan cerrar la mar entre tapias de piedra y desaparecen caminos públicos, fortifican el perímetro de la playa e invaden accesos al río. Convierten el entorno natural en un cachondeo, mientras a un gobierno social-comunista lo pillan “mirando pa Cuenca” y silbando con cara de inocentes. No tengo datos ni pruebas, pero de un tiempo a esta parte algo huele mal, a conchabeo. Obras en plenos caminos, palas molestando. “Te compro todo”, “pago bien”... esto parece el tablao del Corral de la Pacheca.

La chapuza de unos, el mirar para otra parte de otros y el pasotismo de ciertas autoridades están logrando convertir el paraíso en una mierda con más “pinta” de cárcel que de monumento natural, libre y público. En la finca particular de una familia con tantos guiones en los apellidos como “jeta” y poco respeto a la naturaleza. La demostración de que si cortas un árbol te empapelan, te cuelgan, pero si corrompes y destrozas todo te tratan de usted. Unos representantes que, en el mejor de los casos, sólo están “cagados” por los pantalones, pero pensando con un poco de lógica (o mala leche, que los bobos se van acabando) se “ponen de perfil” porque les interesa. Un pueblo entero lucha por sus accesos históricos comunes y ancestrales mientras estos ecologistas modernos se ponen del lado del ricachón embustero sin rechistar. Y nos instan a callar públicamente, sólo les faltó insultarnos.

El mal ya viene de atrás: molinos y río, fuentes, praderías y caminos fueron para el mejor postor, o para el único que se enteró. Medio pueblo comprado a la Cruz Roja a espaldas de los llevadores históricos. Asentado legalmente en el mayor de los secretos. Aquí posiblemente tendría que decir lo que opino de esta “noble” ONG y de lo que piensan mis vecinos de ciertas “donaciones” o “subastas”. Y del respeto a los herederos centenarios de unas tierras que, o mucho me confundo, o algo deberían de saber de todo este follón antes que el primer “Pérez de Alimaña” que acertó en llegar aquí en maldita la hora.
La mafia siciliana, “la familia”, lo hacían mucho más elegante. A estos Corleone de garrafón les falta clase y estilo. De hecho creo y espero que en esta película, mediante la unión de todo un pueblo ganen los buenos. Por las últimas noticias, eso parece. Y los que callan, vallan, cierran y empedran, que se larguen con la música a otra parte: concretamente a los infiernos, o a casa de su señora abuela.
Solo le pido, amigo lector, un poco de atención: hoy nos pasa a los vecinos de Cuerres, pero del “pelotazo”, la ambición ciega y la corrupción no estamos libres nadie, y la mejor manera de espantar estos fantasmas es con luz, dignidad y aireo de papeles. Escuchando a un pueblo que defiende su memoria y no quiere ponerse “el pijama de rayas”. Y una aldea que defiende su historia... son palabras mayores. Creo hablar en nombre de ellos.

Pelayo Martinez Diaz, vecino de Cuerres

Dirección: Plaza San Mames s/n,Cuerres, 33568 Ribadesella
Ciudad: Ribadesella
Ruta: Plaza San Mames s/n,Cuerres
Código postal: 33568


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