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Reseñas, información para El Pòsit

El Pòsit

Sobre Nosotros

Cocina marinera y mediterránea en un entorno único, en el renovado edificio del Pòsit de pescadors del Serrallo

Historia

Las raciones de pescado y marisco que nos representan de toda la vida.



"Cocina marinera y mediterránea.Las raciones de pescado y marisco originarias que nos representan de toda la vida, arroces, calderetas y ensaladas únicas con sabores que te sorprenderán.Agbar ha reconocido El Pòsit del Serrallo con el premio honorífico 2018 al mejor restaurante sostenible de Catalunya. Premiado también con el Segell Blau en el programa de TV3 Joc de Cartes presentado por Marc Ribas.Puedes consultar nuestra información sobre sostenibilidad en la web."
Dirección: Carrer Pescadors, 25, El Serrallo, 43004 Tarragona
Teléfono: 977 89 63 86
Ciudad: Tarragona
Ruta: Carrer Pescadors, 25, El Serrallo
Código postal: 43004


Horas laborales

lunes: 13:00 - 16:00

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Reseñas
En un lugar de 10. Desde que llegas la atención es maravillosa, el lugar es el mejor de la zona por mucho, cada detalle le da vida, la Carta tiene muchísima variedad y todo lo que pedimos 4 platos en total han válido la pena, el sabor es inigualable. Su interés por tener responsabilidad ambiental con varios detalles lo llevan a otro nivel. Gracias a Gabriel por su maravillosa atención. Esperamos volver pronto.
¡Un arroz excelente! Pedimos un combinado de fritura súper rico y un arroz del señorito. La ración de arroz por persona es abundante y sobró, pero en el restaurante cuentan con tupper y bolsas perfectas para poder llevártelo. El servicio ha sido rápido y atento. ¡Recomendado si pasáis por Tarragona!
Es un buen sitio para comer. La atención es buena, y la comida también. Había mucha gente y esto provocó que mi grado de satisfacción no fuera mayor. Pienso que con menos gente hubiera sido mejor. Lo recomiendo. La comida bien elaborada y bien presentada. Muy rica. La atención correcta. Segúramente regrese, pero lo haré un día más tranquilo. Por otro lado, el sitio está bien. Al lado del puerto. El restaurante es amplio y cómodo. Comer en la terraza, según la época del año puede ser incómodo. Nosotros empezamos a comer con calor y acabamos pasando frío.
Restaurante en el puerto de Tarragona, excelente ubicación. Es muy bonito, con decoración cuidada. La carta es muy variada, con pescados y mariscos. Opciones de arroces y zarzuela de mariscos. El servicio es correcto. Pedimos vino de la zona que estaba muy rico, bogavante a la plancha y una parrillada de marisco, estaba buena pero nos la trajeron fría, las gambas no tenían sabor. De postre pedimos torrija y crema catalana, eran caseras. La torrija estaba seca le faltaba esponjosidad
- Restaurante en primera línea del puerto, bonito y con buena decoración. - Teníamos mesa a as 15:30h, pero nos hicieron pasar a mesa a las 15:50h. - Comida muy buena, pero entre plato y plato tardaron más de 45 minutos. Salímos del restaurante a las 18h.
En general la experiencia fue buena. El producto de buena calidad. También he de comentar que según el día que vayas la percepción puede ser totalmente distinta y el tiempo de espera para un plato de un sábado a un martes cambia totalmente.
Hemos estado cenando mi pareja y yo y la verdad que muy bien la comida estuvo exquisita y bien elaborada se nota que todo es muy fresco, nos pedimos una ración de patatas bravas, una ensalada de gambas con melón y una fritura de pescado muy rica y variada, pedimos vino blanco del posit y para mi gusto un poco suave y no me gustó mucho, pero el resto todo de 10! La atención de los camareros muy buena
Tenía muchas expectativas con este restaurante. Hacia tiempo que queríamos ir por eso quizás esperábamos más. Como pegas, fueron muy lentos al servir y tuvimos que esperar mucho entre plato y plato. Nosotros nos pedimos, entre otros, un arroz meloso y resultó ser caldoso. Además tuvimos que pedir los cubiertos necesarios cuchara, el pincho,... También pedimos arroz negro y estaba bastante bueno aunque algo frío cuando al fin nos llegó. El resto de platos, como ensaladas, croquetas y pescados, bien. Los chipirones muy hechos y el rebozado de los calamares demasiado rebozados. En fin, quizás volvamos algún día.
¿Han tenido alguna vez la sensación de que tienen un día regular, están cansados, agobiados por el bochorno veraniego y recuerdan que han reservado en un restaurante, deben ir, y luego se sienten reconfortados por haber escogido esa opción? Albricias, ese es de los mejores momentos que podemos permitirnos los mortales. En primer lugar, y para los amantes del "frikismo", explicaré que el restaurante se encuentra en un lugar bonito, frente al puerto de Tarragona. No había estado nunca, pero lo cierto es que para los amantes de "comer con la mirada" está bien. Siempre hay alguien que habla del "entorno", las "vistas" o la "ubicación" como si eso fuera obligatorio para una buena comida. Me pueden llamar "puntilloso", pero he sido de los que masticó y saboreó con el paladar y no me ha ido mal. Para qué voy a mentir... Personalmente me fijo en los platos y en el producto: calidad, frescura, trato y elaboración. Luego, si eso, el "megayate" que tienes enfrente no le añade aroma o resta sabor al condumio que tienes delante, pero dejen de tirarme de la lengua y voy con la visita, que me enrollo. Entramos al local y la primera impresión es de agrado. Amplitud, luminosidad, altura, ventanales y diseño unidos en un espacio realmente acogedor. Nada de mobiliario "amontonado" y todo te dirige hacia un ambiente muy cómodo. Un QR después, y previa consulta con la camarera, nos decidimos por una ensalada de bacalao con naranja, un surtido que aunaba cocción, fritura y plancha y una ostra, caprichos de la compañía. A mi las cosas vivas me dan no sé qué y más desde que nuestro tracto digestivo se adaptó hace algún millón de años a "rehogar" lo que te vas a meter entre tórax y abdomen. Lo de "pecho y espalda" es, aparte de peligroso, anatómicamente imposible. Junto a un garnacha blanca muy correcto fuimos dando cuenta de los platos. La ensalada rebosaba bacalao, saborazo añadido mediante romesco y una conjunción frescura y cítricos envolvente y adictiva. El surtido muy correcto. Caracolillos, gambas y puntillas para pedirte un "tupperware", canasto o remolque y los mejillones o las cigalas entendimos que habrán tenido mejores días de vino y rosas. Los amantes de las cantidades dirán que justo o escaso, pero personalmente lo encontré bastante correcto. Se trata también de probar o saborear y no de que tu progenitor te empuje en el nido la comida hasta el fondo del buche. El postre llegó en forma de panacotta de Baileys: fresco, dulzón, agradable y de tamaño medido para no empalagar. Finalmente la cuenta, y pese a que nunca hablo de dinero, la encontré muy acorde con lo servido en cantidad y calidad. Tuve la suerte de visitar el mismo local en Cambrils y percibí el mismo buen gusto. Resaltar la atención recibida: educación, servicio y agilidad. ¿Parece fácil verdad? No saben lo que cuesta juntar a la Santísima Trinidad. Una muy grata experiencia. Para regresar y recomendar sin duda. Pd: no quiero dejar este mundo sin catar una de sus cazuelas de pescado, de pinta atronadora y que veíamos en las mesas de alrededor, pero eso queda para la próxima. Aparcamiento: Como es lógico, cualquier población y Tarragona no se escapa hace todo lo posible por entorpecer el comercio de su propia ciudad. Resulta vergonzoso y enrojecedor que se te obligue a llegar hasta un enclave en coche, no te quede más remedio que utilizar un parking que casualmente resulta ser un atraco 10,40 € por algo más de un par de horas. Consistorio de Tarragona, da asco y vergüenza ver cómo se humilla el bolsillo del contribuyente, pero me dirán que ese establecimiento es privado y ustedes no tienen nada que ver en ello. Pues nada, con esos amigos no necesitan enemigos.
Camareros muy amables y buen servicio. Platos de buen nivel aunque la mariscada no fue nada espectacular. Lo que sí fue sorprendente fue el fuet de chocolate. Recomendable.
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