Reseñas
Es un lugar sencillo, buen precio donde comerás extremadamente bien tanto su menú como la paella de 12 sobre 10, los postres y los camareros te van a atender súper bien muy recomendable.
La mejor casa de comidas de Alicante. No os esperéis un sitio elegante. Es una casa de comidas en el barrio obrero. Eso si la comida y la atención son fabulosas. Menú del día y menús cerrados con arroz. Nosotros cogimos el menú con arroz de conejo y caracoles. Espectacular!!! Os con hambre ya que las raciones son copiosas. Postres caseros
El típico restaurante de barrio PERO que te hinchas a comer, de allí nunca me voy con hambre. De hecho es que al café del menú no llego porque no me cabe más comida en el cuerpo. Comida casera y gente encantadora. Es la prueba de que ni pandemias ni leches: han mantenido el precio del menú sin eliminar ni un trocito de comida. Se merecerían un reconocimiento a la honradez, sinceramente.
Fuimos el sábado un grupo de compañeras de trabajo y nos atendieron de 10,sobre todo Rafa el camarero. Nos hicieron un menú cerrado por 23€ con bebidas, entrantes,de plato principal pedimos dos arroces distintos,a cual más bueno y los postres caseros espectaculares el café también entraba y encima nos invitó a unos chupitos. Volveremos. Lo recomiendo 100%. Comida vegetariana: Tienen mucha variedad de platos. Aparcamiento: No hay problema de aparcamiento,hay bastante en la zona Restricciones alimentarias: Mi amiga fue operada de la boca y sin pedírselo le fueron trayendo platos adaptados ,son encantadores.
Un lugar sencillo y de comida casera muy buena. El menú del día con arroz es súper abundante y el arroz delicioso! Hemos probado el arroz a banda con tropezones, el arroz negro y el arroz caldero y todos están de escándalo.
Te dan un trato excelente y una comida que está deliciosa, sin duda recomendable.Comida: 5/5
Totalmente encantados con este restaurante, tanto por la calidad de las paellas que están espectaculares la de verdura para cooperar los dedos como los postres... todos caseros, no dejamos no uno. Los camareros un 10, muy bien trato y atención continua. Sitio recomendable 100%
Muy bien atendidos, muy amables y los arroces muy buenos. Las tartas caseras riquísimas. El único problema es que los comedores son grandes y al haber mucha gente, había mucho ruido. Pero lo recomiendo. Está en un barrio con mucha solera y curioso.Comida: 4/5
Fuimos dos personas a comer. Reservé mesa para dos. Nos dieron mesa enseguida aunque estuvimos sentados esperando a ser atendidos alrededor de media hora sin que nos tomaran nota. Nos trajeron los entrantes, una ensaladilla rusa escasa y con regustillo extraño, unos chipirones fritos que no estaban crujientes y que nos dejaron ardor de estómago toda la tarde, unas bravas que no estaban mal aunque poco bravas, y unas croquetas congeladas. Los platos desportillados no mejoraban su contenido. Tras los entrantes, otra vez, una espera de veinte minutos para que trajeran el arroz con conejo y caracoles. Le hice saber a la maitre que el tiempo de espera había sido largo y ni siquiera fue capaz de reconocerlo. Se limitó a decirme que tocase el paellero, que estaba recién sacada de los fuegos. El arroz se podía comer pero estaba insulso. Tenía todos los ingredientes pero le faltaba sabor. De postre tomamos tiramisú. No estaba mal. No fue una experiencia agradable. No lo recomiendo.
Fuimos un miércoles a las 13:45 antes de que hubiera nadie para evitar la avalancha de gente. Nos ofrecieron dos menús, uno con arroz y otro sin él. Escogimos el menú sin arroz de 8€ en el que entran dos platos a elegir, postre y bebida, en nuestro caso, como podéis ver en las fotos lentejas, ensalada al centro, pastel de carne y falda de cordero frita con ajetes. A las 14:05 recibíamos el segundo plato que pese a no ser falda de cordero y no estar frita estaba bastante bueno, como los dos primeros que pedimos. No veis ni veréis fotos del postre porque desde las 14:05 hasta las 15:15 estuvimos esperando el postre casero viendo como se olvidaban de nosotros y de 2 mesas mas que estaban comiendo en nuestra ala mientras veíamos cómo la gente de la otra ala terminaba de comer. La mesa de al lado esperó 40 min para que le tomaran la comanda. Al final vinieron a cogernos los postres y de lo que nos ofrecieron no oímos ningún postre casero, fruta, helado, queso con fruta y poco más. No pedí ni postre ni café por miedo a esperar otra media hora por el café aunque mi pareja se pidió un helado de palo. Notamos mucho el trato preferente a los que parecían ser habituales, cosa que me parece normal hasta cierto punto, nos gusta salir a comer, vivimos cerca y nos habían hablado muy bien del sitio, candidato perfecto a ser uno de los habituales. Sinceramente, nosotros no volvemos