No se entienden muy bien sin hacer referencia a su convento de Carmelitas Descalzas, por lo que las celebraciones festivas de nuestro barrio siempre han estado presididas por el fervor religioso a la Virgen del Carmen, se tiene constancia de procesiones de nuestra señora desde poco tiempo después de la fundación del convento allá por 1910.
En tiempos de la Segunda República comenzarón a celebrarse tres días de festejos con el gran baile en la plaza, todo sufragado por cada vecino, aportando cada una peseta de entonces, creando un fondo común que permitiera pagar la orquesta y, en menos medida, a lo que costaba los cohetes y tracas; porque no había para más.
Después de la guerra de 1936-1939 hubo que esperar hasta 1952 para poder reaunudar las celebraciones que, execptuando en determinados años muy concretos, no se han visto interrumpidas hasta nuestros días. Aquellos tiempos de carreras de burros, cucañas y sacos... Han ido transformandose año tras año para irse adaptando a los nuevos tiempos, manteniendo su idiosincracia y su tradición año tras año.
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