Productos gastronómicos de Andalucía
FILOSOFÍA DE LA EMPRESA
Andalucía se enclava en un lugar privilegiado por su clima y entorno geográfico que la han hecho especial desde tiempos remotos; ansiada y modelada por las numerosas culturas que han sublimado sus virtudes hasta lograr una agricultura y ganadería únicas.
Tartesios, íberos, celtas, fenicios, cartagineses, romanos, godos, musulmanes, amerindios; sustratos imprescindibles para comprender la idiosincrasia de una tierra barrida por vientos de levante y poniente, bañada por el Mediterráneo y el Atlántico en la punta sur de Europa, de días claros y luminosos, abundantes lluvias estacionales y temperaturas moderadas.
Fuego y Sal es un homenaje a ese sol que germina la tierra y al mar que la envuelve con sus influjos; elementos sin los que no se entenderían ni las bondades de la gastronomía tradicional andaluza ni las costumbres de sus gentes.
Desde Fuego y Sal le invitamos a participar de esta filosofía de vida, ofrecerle una vivencia cultural, no un mero bien de consumo, recrear sus sentidos, rememorar sus rutas por las variopintas comarcas andaluzas, descubrir esa pátina ancestral que ennoblece y diferencia nuestra gastronomía.
En cuanto a la selección de productos, calidades y precios, desde Fuego y Sal buscamos la excelencia del artículo tanto tradicional como de autor que redunde y sepa sacar partido de las materias primas de la zona de producción, el respeto al medio ambiente, la producción ecológica y la cultura saludable; ofreciendo especial atención a los productores con menor distribución comercial para contribuir a la difusión de todo bien cultural gastronómico, entendiendo que las pequeñas explotaciones suelen suponer un coste superior y mayores inconvenientes en el abastecimiento, aspectos que merecen la pena salvar tanto por la calidad del producto como por la repercusión social de estas industrias en el ámbito rural.
Por último un apunte económico para los tiempos convulsos: el consumo de productos regionales permite que el flujo monetario redunde en la zona, que no se fugue hacia el exterior como ocurre cuando se compran bienes de lugares lejanos. Se crean puestos de trabajo en el entorno más cercano, tanto de operarios como de directivos y personal investigador, los réditos de la industria se reinvierten en profesionales locales y los excedentes se pueden vender en el exterior produciendo una entrada de capitales que enriquece poco a poco una región, que la diferencia de aquella que sólo compra bienes externos mientras sufre el expolio del beneficio de su trabajo. Si todos atendiéramos a esto antes de comprar, en pocos tiempo creceríamos como sociedad y abandonaríamos el pesimismo actual.
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