Reseñas
Desayunamos aquí porque estaba enfrente del centro radiológico donde nos hicieron la resonancia y la verdad que genial. El camarero muy atento y simpático. Tiene una gran amplia zona de veladores y atienden prácticamente todo el día, no es solamente para desayunos y tal. Muy recomendable.
"Tradición y cantidad" Bar de toda la vida. Y aquí es donde la frase "más vale cantidad que calidad" entra de protagonista. Es cierto que la calidad es media/buena, pero la cantidad de la ración en el menú del día es asombrosa, no he podido acabar con todo. En general la calidad del producto tanto en desayuno como almuerzo es media pero se compensa sobremanera con el precio, que es muy muy ajustado para la zona. El trato al cliente es el tradicional y me gusta ver como los camareros tratan a los "parroquianos" como de la familia, incluso he sido testigo de cómo ayudan a un invidente a sentarse, comer y marcharse de la mano, me quito el sombrero. Lo recomiendo por ser uno de los establecimientos de toda la vida de la zona, el servicio es bueno, sobre todo el calor humano sevillano que desprende. No buscan sorprender, solo hacer lo que llevan haciendo toda la vida y atender al barrio.
Terrible sitio para comer. Evitar visitarlo. Fue una elección por no tener otro lugar cerca y me arrepentí mil veces. Pedí choco frito y estaba como recalentado lleno de aceite. La patata frita del plato principal fueron como solo bañadas en aceite y encima sin escurrir , el plato resultó lleno de aceite , prácticamente incomible.
Sitio recomendable para comer en pareja o en familia. Buenas raciones a precio asequible. El arroz muy completo de ingredientes y muy rico. El mero al limón me ha parecido espléndido. La presa ibérica a la plancha muy buena. Muy buenas gambas cocidas. En general se come muy bien. Los camareros son muy atentos y rápidos. Un gran salón comedor amplio y cómodo. Habrá que repetir...
De lo malo….lo peor. En Jardines de Murillo. Lo que iba a ser un desayuno en familia tranquilo se convierte en un espectáculo bochornoso. Los camareros con claros síntomas de estar como mínimo borrachos. El pedido del desayuno jamás llegó bien, cafés equivocados, tostadas frías y personal pasado de rosca. Una pena dar esa imagen de sevilla a todos los turistas. Increíble el aspecto y actitud del personal.
Son rápidos en servir la comida, lo cual es un plus, algo bueno es que en la carta ponen los gramos de algunas raciones y tapas, lo cual ayuda a entender si es un precio justo o no. Como opción de mejora, en pleno mes de agosto y que no tengan aire acondicionado a las 3 de la tarde es algo inaceptable en hostelería, tanto para los trabajadores como para el público. Precios dentro de la norma. Por el resto, correcto.
FALTA DE CONCENTRACIÓN: Tardaron 10 minutos en tomarnos nota para la bebida, después otros 15 para la comida que si que la sirvieron rápido Pero se les olvidó uno de los platos que pedimos. Posteriormente le pedimos dos cocacolas y nos las trajeron sin vaso. Al pasar de nuevo el camarero, le pedimos DOS VASOS CON HIELO para las cocacolas que habíamos pedido y solo nos trajo uno… En definitiva una experiencia no muy buena. En positivo si tengo que decir que la comida estaba buena.
Pésimo, pongo una estrella porque me obliga. Aceite en todo hasta decir basta, los platos y cubiertos sucios. El pollo sabía a pescado y el pescado a carne, todo sin sal, en el pollo rebozado un ajo rebozado. Pedimos 3 cosas y el camarero nos dijo que mejor guisos no, que otro día. Esto está pa que venga chicote, no se lo recomiendo a nadie
Un lugar muy pintoresco. La comida en general es de una calidad pésima y la atención más deplorable aún. Con todo ello junto, se hace la estancia muy entretenida con los camareros colocados de estupefacientes "hasta los ojos", familiares de cada uno de ellos sentándose en las mesas ocupadas por otros clientes con cara de perplejidad; hay una señora con un bolso colgado y un abrigo que atiende y recoge las mesas con la mirada perdida. También hay uno de los camareros que ya creía muerto por algún tipo de sobredosis, pero se ve que tiene un organismo fuerte y aguanta el tipo otro año más. Existe una trampilla en el suelo a modo de acceso a una mazmorra, en la que parece que sacan de ahí a los trabajadores, cómo en galeras. Es un auténtico espectáculo esperpéntico. Le he puesto 5 estrellas solo por el entretenimiento sociológico.
Nos trataron muy bien y pusieron buena atención a la higiene. Además el camarero siempre muy atento. Respecto a la comida, el menú tiene muy buen precio y trae bebida, primero, segundo y postre pan también incluido, que en otros lugares a veces cobran por él. Los platos no son para nada pequeños y estan muy buenos, a mí en especial me gustó bastante el salmorejo. La verdad es que volveré a ir, recomendadísimo.