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Reseñas, información para Kailash

Kailash
"El restaurante Kailash fue inaugurado el 10 de abril 2001 por Fèlix Martí, Director del Centro UNESCO de Cataluña, siendo el primer restaurante tibetano que abrió sus puertas en Cataluña y España para dar a conocer la auténtica y rica gastronomía del Tíbet."
Dirección: Carrer de Xifré, 100 , Barcelona 08026, ES
Teléfono: 934 33 07 66
Ciudad: Barcelona
Ruta: Carrer de Xifré, 100
Código postal: 08026


Horas laborales

lunes: 13:30-16:30
martes: 13:30-16:30
martes: 20:30-23:30
miércoles: 13:30-16:30
miércoles: 20:30-23:30
jueves: 13:30-16:30
jueves: 20:30-23:30

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Reseñas
El restaurante es sencillo y está llevado por gente muy amable. Probamos el menú degustación, como éramos cuatro pedimos los cuatro primeros platos que dan para escoger, el segundo se trata de un combinado y solo hay una opción. La comida no estuvo mal, pero tampoco me pareció nada especial. No podría compararlo con otro restaurante tibetano, es el único al que he ido, pero por el estilo de comida sí podría compararlo con algunos restaurantes chinos, y creo que la comida es normal.
Fuimos a cenar a través del tenedor. Pedimos varios platos y todos nos gustaron en especial las empanadillas redondas y los tallarines. A diferencia de otros tallarines se nota que son ligeros y no estan refritos ni ahogados en aceite muy buenos la verdad. Luego nos pedimos de postre unos te chai con leche de avena que también estaban muy ricos
Tienen menú del día por 12,5€ Nunca había probado la comida Tibetana y la verdad es que me ha sorprendido para bien. Aún que el menú era económico no me apetecía mucho lo que ofertaba y terminé pidiendo de la carta La decoración y el olor del local sin duda te hacen viajar momentáneamente. No puedo decir si representa 100% a la cocina típica del Tíbet pero había un monje budista comiendo en el restaurante y eso me ha hecho pensar que quizás la respuesta a mi pregunta es SÍ No creo que repita por qué prefiero otro tipo de comida pero si quieres probar comida de otra cultura sin duda lo recomiendo
Me sorprendió para bien. Un sitio bien ambientado con un menú amplio y platos caseros. Los principales no son muy abundantes, por lo que es necesario -si se quiere uno llenar- pedir entrantes. El pan deja mucho que desear: no parece muy casero. Puede salir al final algo más elevado de precio que lo esperado por el nivel de sitio que es. Hay días que tienen descuento con algunas aplicaciones.
Pedimos el menú de noche y los mini momo de entrante. La verdad es que pensábamos que quedaríamos con hambre, pero nada más lejos de lo que sucedió. Quedamos muy satisfechos. Todo muy rico, sin mucha espera y atendidos por gente muy amables y atentos. El postre no tiene foto porque estaba tan rico que lo olvidamos arroz con leche con especias.
Restaurante tibetano, muy bonito y con buen ambiente. El servicio bueno, amable y rápido. La comida es típica, correcta, buen producto, pero no muy suculenta. Personalmente le daría un aprobado, sin más. Como experiencia para visitar está bien, pero no repetiría. Conozco otros restaurantes tibetanos en Barcelona de mejor calidad, no tan bonitos, pero si más ricos y con una relación calidad/precio mejor. El té chai es de primera, eso sí.
El menú de fin de semana está bueno, lo único la ensalada no era de bolsa y las empanadillas que eran ocho muy buenas todas tenían que ser de lo mismo, porque era menú. El trato muy agradable y el local muy acogedor
Todo muy bien. Desde la atención hasta la calidad y cantidad de producto y los precios, más que razonables teniendo en cuenta la ubicación tan céntrica. Muy recomendable.
Los entrantes bastante bien, rollitos de verduras y pollo, unas patatas especiadas y unos bao rellenos de carne. Los principales algo sosos y sin mucho sabor. Esta comida no está muy potenciada por especias, más si vienes acostumbrado a restaurantes hindús. Los postres no estaban mal, el plátano lassi lo que más me gustó.
Hemos comido el menu de 24,5 euros, el cual tiene un principal, un plato combinado, postre y bebida. La comida esta bastante bien, buenas raciones y llena bastante. El lugar súper bonito, bien ambientado y hasta con olor a sahumerio. Quizás tardaron un poco en atendernos, pero todos super amables.
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