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Situado en la nueva zona del puerto de Málaga, Kaleido Port apuesta por una cuidada gastronomía como sólida base de su moderno concepto que engloba un restaurante –que podríamos calificar de formal–, una terraza –perfecta para disfrutar de una cervecita o un picoteo más ligero y con vistas al mar– y una zona de copas muy cuidada, con pista de baile incluida.
Kaleido Málaga Port nace con la vocación de convertirse en todo un clásico malagueño, y para ello, que mejor que apostar por un responsable gastronómico o Chef ejecutivo como Andrés Romero, que ha sentado unas bases sólidas. Para empezar, la materia prima debe ser de calidad, y prueba de ello es el imponente atún, recién pescado, de casi 200 Kg., que les acababa de llegar entero y que despiezaron ellos mismos. Seguro que hay opciones más sencillas, pero un producto así es impagable. Y a partir de aquí, recetas apetecibles, elaboradas, pero sin excesivas complicaciones, y creativas pero llenas de sentido común y en las que al final todo encaja.
Según nos comenta Andrés: ”Durante mi paso por la Escuela de La Rosaleda junto a excelentes profesores, aprendí no sólo a hacer recetas sino a tener una visión global de lo que es la gastronomía. Y el producto, está claro, es fundamental para nosotros, la esencia de la cocina, buscamos ante todo la calidad, siempre la excelencia. Después, un buen tratamiento del producto, recetas equilibradas y fruto de la experiencia que vamos acumulando día a día”.
Tras los lógicos ajustes desde su inauguración, el restaurante Kaleido Port ha consolidado una carta de marcado estilo mediterráneo con toques andaluces, obra de Andrés, que ha dado sentido a una oferta repleta de apetecibles platos en la que no faltan un gazpacho que roza la perfección (solo faltaría que lo hubiera hecho nuestra madre), de textura delicada y muy refrescante, elaborado sin pan, y que viene acompañado por unos dados de sandía y “perlas” de pepino que remarcan su frescor. Otro plato que nos recuerda al Sur es su excelente atún, por supuesto del Estrecho, y en tataki, marcado a la plancha y macerado en una base de soja, es una recomendable opción. Los mejillones al carbón con alioli de Lima, envueltos en una crujiente tempura con tinta de sepia, son perfectos para compartir y un éxito seguro…
A pesar de estar al borde del mar, los “carnívoros” tienen particular paraíso en un impecable y sabroso steak tartar, unas carnes a la parrilla que firmarían afamados asadores del norte de España o el ravioli de carrillada, contundente receta en la que es inevitable mojar pan.
En la zona más casual, que ya por la mañana comienzan a servir desayunos, la oferta incluye varias referencias de la “carta madre”, así como otras opciones más populares, como es la ensaladilla rusa, ensaladas varias, boquerones en vinagre, fritura, croquetas, flamenquín… y la posibilidad de pedir medias raciones. Además, disponen de cartas de cervezas, con interesantes referencias, de copas de helado, todo un clásico en las zonas costeras, de cafés, tés, chocolate… incluso carta de aceites. Mención aparte merecen los cócteles, muy bien elaborados y con un equilibrio perfecto en el paladar.
Otro tema importante de Kaleido Port es su vocación de servicio al cliente, algo obvio, pero que muchos locales olvidan, se esfuerzan contínuamente en que la “experiencia Kaleido” sea realmente especial con menús personalizados, actuaciones musicales diarias, organización de fiestas y eventos privados o de empresa… O la facilidad de pasar de la mesa a la zona de copas en pocos segundos.
Sin duda, una visita muy recomendable de la ciudad de Málaga, sobre todo al atardecer, con esa luz mágica y frente al mediterráneo… Disfrutar de esos momentos especiales no tiene precio.
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