La Mallorquina

Si te gustan los dulces y la buena repostería casera, sin lugar a dudas, es de las mejores pastelerías que hay en Madrid. Mi favorita. Encontrarás muchísima variedad, no sólo de pasteles, sino de tartas y otros dulces, todos hechos caseros, de elaboración propia. Vas a notar la diferencia de calidad ya que la materia prima es de muy buena calidad. Los bizcochos están muy esponjosos, nada secos ni duros, recién hechos, … Este local se encuentra justo en frente de la estación de metro de Puerta del Sol, puedes subir a la planta de arriba y disfrutar de unas bonitas vistas de las céntricas calles de la ciudad. Recomiendo mejor subir arriba, ya que abajo hay muy poco espacio por los mostradores, y el que hay es sólo para estar apoyado en barra. Así que te diría de subir arriba, con mesas espaciosas y más tranquilo. Tendrás que sacar ticket y esperar para poder subir, eso sí. De mis dulces preferidos están la oreja de crema, napolitana de chocolate, suizo y tortel de cabello de ángel. Todos están espectaculares. También puedes pedir porciones de tarta, muy recomendable probar la de San Marcos, está increíble. De precio es un poco más caro que la media, pero la calidad merece la pena.

Deslumbrante! Parada obligatoria en Madrid si te gustan los dulces y la pastelería. Todo lo que probamos era una delicia, el Roscón de Reyes tenia un sabor increíble. Tiene una pequeña barra donde uno puede tomar un cafe al paso, no dejar de visitar. Atención apresurada pero muy gentil, por parte de todos los empleados. Precios acordes.

Una de las pastelerías más conocidas de Madrid. Si te gusta el dulce vas a disfrutar mucho, también hay unas empanadas muy ricas en caso de que seas más de salado, hay esta otra opción . Merece la pena pasar y probar cualquiera de sus productos.

Cafetería en pleno centro de Madrid Los dulces están buenísimos, sobre todo los crocanti de chocolate. Y la calidad del chocolate, espectacular. Para pedir es un caos, tienes que hacer dos veces cola si necesitas comprar algo de distintas vitrinas, ya que está una en frente de la otra con los dulces, en vez de que solo hubiera una y tuvieras que hacer solo una cola. Dulces caros para lo que son, comprendo el precio de los crocanti, pero el precio de las napolitanas no.

Tienen gran variedad de repostería. Los platillos del desayuno son chicos, el chocolate está muy rico, te lo recomiendo. Lo malo: el menú es por código QR y no tienen WiFi en el establecimiento, pedí un menú físico o una manera de poder ver el menú y no se pudo. Puedes pedir para llevar o para comer en el sitio, en el primer piso tienen restaurante, solo considera que en fines de semana a la hora del desayuno está lleno y puede ser que te toque esperar un poco.

Lo mejor de la pasteleria es ir al primer piso donde tienen un espacio con muchas mesas y puedes comer con tranquilidad. Visite esta pastelería por ser una de las más antiguas de Madrid. Yo pedí una empanada gallega aunque en la factura dice empanada de bonito y que será bonito, yo también estoy conociendo la gastronomía de España, les cuento que bonito es algo similar al atún, en fin la empanada gallega no me gustó en cuanto a la torta de fresa si me gustó, en España le dicen tarta. Creo que su fuerte es el dulce. Sin duda si volvería por otro dulce.

Lugar emblemático en puerta del Sol, siempre lleno. Tiene una variedad de dulces, tartas y bollería casera, todo está buenísimo. Buen sitio para ir a cualquier hora. En la planta de arriba hay mesas y te atiende de maravilla.

Mucha gente aunque la cola va rápido. La palmera de choco estaba rica. La napolitana de choco demasiado dulce y la milhoja imposible de comer. Dos trozos pequeños de hojaldre y casi 1 metro de merengue con mucho azúcar en la mitad. Hay sitios menos conocidos y más ricos que este

Pastelería emblemática en la Puerta del Sol. Tiene una gran variedad de dulces con muy buena pinta. Para mi, la napolitana de chocolate es mi favorita. El café hecho sin gracia y la amabilidad de su personal sobre todo en la cafetería de la planta baja brilla por su ausencia.

Muy bien, hemos ido temprano en domingo y no hemos esperado casi nada para desayunar. El local es amplio y las mesas tiene la separación suficiente para no escuchar las conversaciones de nadie. La tarta estaba tierna y sabrosa y el croissant igual. La atención rápida y eficaz, para repetir.