Reseñas
Muy buen servicio, con unos gin-tonics muy bien elaborados, todo ello en un espacio moderno, espacioso y agradable. Lo cierto es que la atención fue perfecta en todo momento, repetiremos sin duda. Los pinchos que pudimos probar estaban realmente buenos, con productos de calidad y bien presentados.
Grata sorpresa, se come muy bien, muy variado siempre y el personal es atento y simpático. Buen descubrimiento, vamos cada día :
Lindo restaurante atendido solo por mujeres no se si es así, o simplemente fue casualidad en ese momento muy atentas y simpáticas. La comida poco lograda de piden el punto de un bistec, y encima lo traen pasado y seco, ensalada de higos y jamón con “vinagreta” de frutos rojos que era exactamente la misma que el “chutney” que llevaba la tarta de queso
Es un lugar muy tranquilo para tomar desayuno y un café .
Muy buena experiencia de la Mercé de Villarroel. Buen trato, buena comida y buen precio. Me gusto mucho
Lugar muy tranquilo y cómodo para una larga parada
Comida regular, calentada en microondas. Pero atención pésima. Sólo una camarera trata de hacer lo que puede. Pero el chico pasa de todo, atención super lenta. Personal antipático y cero amable. No repetiría.
Cada vez hay menos comida en el plato. Yo no sé qué pasa, pero en verano el bocadillo era de tamaño adecuado, con una generosa cantidad de patatas. A día de hoy, las patatas se pueden contar con las manos. Hoy tenía 8 exactamente... Y el bocadillo ha menguado hasta la mitad. Encima, el pan era muy gordo, con lo cual, comes más pan que otra cosa. :
No pidaís el bistec con patatas fritas. El bistec pequeño, muy fino y mal cortado. Demasiadas patatas fritas para camuflar un bistec malucho. El brownie de chocolate que en teoría era "casero" estaba espantoso y se notaba que la masa era de sobre. He comido francamente mal. No volveré.
Superbién hasta que decidieron reducir la cantidad de todos los platos. Empezaron recortando con las patatas hasta el punto de que ahora se pueden contar con los dedos de una mano no, no es una forma de hablar y los bocadillos también son cada día un poquito más cortos. Una verdadera lástima, de verdad.