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Los Frutales

  1. Cercedilla
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Reseñas, información para Los Frutales

"El Hotel Rural Restaurante Los Frutales está situado a las afueras del término municipal de Cercedilla, en plena área de protección del Parque Nacional de la Sierra del Guadarrama. Rodeada de naturaleza, está localizada dentro de una finca de 10.000 m por el que discurre el río Guadarrama y en cuyas orillas se disponen las amplias terrazas donde nuestros clientes pueden degustar una amplia y variada carta de platos a la sombra de árboles centenarios.El Hotel Rural – Restaurante “Los Frutales” es un alojamiento que promueve un nuevo concepto de turismo rural y de calidad."
Dirección: Carretera de las Dehesas 33, 28470 Cercedilla
Teléfono: +34 918 520 244
Ciudad: Cercedilla
Ruta: Carretera de las Dehesas 33
Código postal: 28470


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Reseñas
Un lugar con mucho encanto ubicado en la subida de Cercedilla a las Dehesas. Solo por el sitio, ya merecería la pena tomarse una cerveza en su frondoso jardín escuchando el riachuelo que pasa junto a él. Es un lugar estupendo para parar a comer o cenar, con una carta interesante y platos deliciosos. El personal es súper amable, da gusto ser atendido, muy atentos y muy profesionales. Suelo escaparme de vez en cuando y seguiré haciéndolo. Muy recomendable.
Restaurante familiar con un servicio lleno de camareros y cocineros muy atentos muy bien formados, todo muy limpio con un estilo viejo de montaña. La cocina está muy buena comes viendo cisnes y gallinas. Carmen la camarera súper maja, os lo recomiendo a todos croquetas de jamón, platos de cuchara , cabrito, tarta de queso y tarta de plátano y dulce de leche. Y en temporada pedir setas !!
Sitio muy bonito y acogedor y por la presencia que tiene se equivale con el precio, pero el trato no se equipara del mismo modo. Al llegar nos han sentado en la puerta donde prácticamente no se nos veía. Una vez terminados los entrantes hemos estado esperando un largo tiempo hasta que nos has traído los principales, los cuales uno de ellos nos lo han traído frío. Al terminar y continuar con los postres, hemos ido a pedir tarta de queso y nos ha dicho uno de los camareros que no quedaba, que se tenía que reservar con antelación; ¿Desde cuando en un restaurante se tiene que reservar un postre? Para terminar, nos han traído la cuenta pero para poder pagar hemos tenido que esperar un buen rato, teniendo que llamarlos nuevamente al ver que éramos completamente invisibles, como durante toda la comida. En conclusión, se trata de un restaurante con muy buena calidad en lo que respecta al aspecto y la comida, pero para lo que estoy pagando y el nivel del sitio que supone ser, esperaba más con respecto al servicio.
Al haber ido en pleno invierno, destacaré el increíble desayuno en la chimenea contundente, casero y natural y las habitaciones con calefacción radiante con un bebé por el suelo, mejor imposible. Un río atraviesa el hotel y tienen gallos, gallinas, ocas y hasta un pavo real. El servicio súper amableComida: 5/5
Un lugar precioso. Una ubicación fantástica. Además, el servicio muy amable y rápido. La comida exquisita y buenas cantidades. Una experiencia única.Comida: 5/5
Comida excelente en un entorno único. El restaurante es muy bonito y acogedor. La atención muy buena.
Un sitio espectacular. El servicio de 10 y el restaurante muy acogedor. Pedimos anchoas y foie de entrantes; y solomillo de principal. La calidad es extraordinaria y las raciones muy bien de tamaño.
La atención penosa, no teníamos mucha hambre y no pedimos en exceso y nos contestaron que era poco, al final por hacerles caso y pedir un entrante más, se ha quedado la mitad en la mesa… pedir una jarra de agua en cercedilla y que traigan agua embotellada de cuenca, pedir tres veces que repongan la bebida y para colmo, al terminar de comer, no tienen el detalle de ofrecer un digestivo como en absolutamente todas las mesas de nuestro alrededor. Lo pedimos amablemente y la respuesta fue clamar al cielo, mirar en dos o tres ocasiones el reloj y acabar contestando de manera resignada que si… dado el esfuerzo supuesto para el camarero, nos hemos levantado e ido. Una verdadera pena
El sitio es precioso y la experiencia pintaba de maravilla. Nos recibieron genial y fueron súper atentos, pero según nos sentamos empezó la odisea. El servicio es un auténtico desastre… El camarero que atendió nuestra mesa, cuando ya teníamos decidido lo que queríamos , nos convenció de que era poca cantidad y nos recomendó pedir un entrante. Nos fuimos de allí con dos tuppers de comida sobrante. Esto no sería especialmente relevante si no fuera porque el trato que nos ofreció fue desigual respecto a los demás comensales. La mesa desatendida, en dos ocasiones tuvimos que recordar la bebida que anteriormente habíamos pedido siendo servida finalmente por otro camarero diferente al asignado. Al terminar hartos de espera sin pedir postre ni café, pedimos la cuenta y esta no llegaba. Dos veces tuvimos que reclamarla hasta que la trajeron. En todas las mesas servían un chupito de cortesía y al preguntarle al camarero si nos podía servir el nuestro, este se quedó con gesto pensativo, y mirando tres veces el reloj con impaciencia no llegó a contestar provocando nuestro disgusto y ganas de salir de allí rápidamente. Nos fuimos muy incómodos y molestos. La verdad, una sensación ultradesagradable.
Lugar con encanto, junto a un riachuelo. La terraza es una maravilla . La comida también, familiar y con productos de la zona. Sin tonterías pretenciosas. Auténtica. Los huevos fritos son de sus gallinas.Comida: 5/5
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