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Reseñas, información para Panteón Duques de Alba

Dirección: Calle Subida Conventos, 28890 Loeches
Ciudad: Loeches
Ruta: Calle Subida Conventos
Código postal: 28890



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Reseñas
El monumento más destacado sin duda de Loeches, una construcción de gran tamaño cuyos orígenes se remontan al Conde-duque de Olivares; aquí está enterrada la duquesa de Alba y buena parte de sus antecesores. Es una réplica a escala inferior del panteón de los Austrias en el Escorial. Estuvimos mirando para entrar, pues es de lo poco que tiene el pueblo para visitar, pero no vimos manera ni indicaciones. Lo habríamos visitado con gusto, una pena.
Construido por los Duques de Alba a imitacion del Panteon Real de El Escorial, adosado al Monasterio de los Dominicos que sus antepasados fundaron y mantuvieron economicamente. No se permite, desde hace poco, realizar fotografias en su interior, se accede mediante visita concertada con la Oficina de Turismo, un detalle curioso son loa dibujos con carboncillo o lapiz en la Criptade unos refugiados durante la Guerra Civil.
Hemos realizado una visita guiada, mediante el ayuntamiento de Loeches y el guia Roberto nos lo ha explicado todo genial un 10!!!, en el panteon de la Casa de Alba no se pueden hacer fotos, pero en la iglesia y la cripta si. Un sitio historico, desconocido para los que vivimos en la capital
Hemos concertado la visita guiada por correo electrónico con la oficina de turismo y la guía Alejandra ha resultado genial. Mucha información y muy amena. Hemos visto las iglesias de los conventos carmelita y dominico, el panteón de los Alba y la cripta de debajo. Dura alrededor de hora y media que se hace corto. La iglesia dominica y la cripta están el obras, pero no da la sensación que de vayan a buen ritmo. En fin, a veinte minutos de Madrid es una visita obligada y que puedes acompañar con una vuelta por este bonito pueblo, pasas una mañana muy agradable
Un sitio supuestamente interesante y lleno de historia pero desatendido para el turista. Te tienes que conformar con hacer fotos exteriores porque no hay información ni guías que lo expliquen. Una pena pero lo habitual en esta zona de Madrid
Ya no lo enseña la persona que vive debajo. Ahora es propiedad de unos frailes no recuerdo la orden. Nosotros entramos por los soportales y al final del pasillo, había una puerta abierta y un timbre al lado de un torno. Llamamos y nos abrió un fraile que a nuestra petición de visitar el panteón accedió y nos hizo una visita guiada, solo al final cuando preguntamos si podíamos dar un donativo, nos señaló un jarrón dónde dejamos nuestra aportación no nos pidió nada. Una hora muy ilustrativa y recomendable. No sé si se puede acceder de otra manera.
A mi me gusta mucho Interesante, bonito,etc... Te vas que darte boca abierta RecomiendoSe visitó enFin de semanaTiempo de esperaSin esperaReserva recomendadaNo
Una visita corta pero interesante. Hay que hablar con el ama de llaves que vive en una casa pegada y que te lo enseña y explica por la voluntad. Visitar sólo si estás en la zona, pues no hay mucho que ver por los alrededores.
La cripta es un enclave singular situado junto a un monasterio de monjas dominicas de esta localidad. El convento se encuentra en una plaza donde se levanta también otro monasterio, este de carmelitas.En su origen, el ducado de Alba no poseía grandes predios en Madrid, tampoco en la zona de Loeches, pese a ser una de las casas nobiliarias más importantes de la región madrileña, junto con las del Medinaceli, Osuna-Infantado y Fernán Núñez, que gozaban —en ocasiones desde la Edad Media— de extensas posesiones en el norte y el oeste de la región. El nexo de los Alba con la villa de Loeches procede de haber emparentado con el linaje del conde-duque de Olivares, Gaspar de Guzmán de Pimentel, valido del rey Felipe IV, que muere en desgracia política y sin sucesión 1645, tras haber decidido enterrarse junto a su esposa en un convento dominico de Loeches, después de haber promovido en 1635 su construcción, que encomienda a Alonso Carbonel. Este fue el mismo arquitecto que culminó la erección de la última fase del palacio del Buen Retiro y la del palacio de la Zarzuela, para el cardenal-infante don Fernando, hermano de Felipe IV. A la muerte del valido Olivares, Luis de Haro y Guzmán, sobrino suyo y marqués del Carpio, a la sazón uno de los mecenas y adquirientes de obras de arte más importantes de la Historia, hereda las posesiones del conde-duque. Su colección de obras de arte y sus compras, minuciosamente inventariadas, han sido calificada de extraordinarias por Matías Díaz Padrón, especialista de la pintura europea del Barroco y veterano conservador del Museo del Prado. Ya en el siglo XVIII, una descendiente de Luis de Haro, Catalina Méndez de Haro, contrae matrimonio con Francisco Álvarez de Toledo, X duque de Alba, con lo cual las dos casas nobiliarias, al emparentar, unen sus copiosos patrimonios, hasta entonces marcadamente artísticos y fundiarios. Un siglo largo después, Eugenia de Montijo, emperatriz de Francia y esposa de Napoleón III, pasa sus últimos días en Madrid, donde mantiene una estrecha amistad y vínculos familiares con la familia de los Alba: una hermana suya estaba casada con el titular del ducado de Alba. Al morir la exemperatriz sin descendencia en Madrid —según algunas fuentes, en su palacio de Carabanchel y según otros testimonios, en el propio palacio de Liria— sus propiedades pasan a la casa de Alba, que engrosa la mayor parte de sus riquezas, ya acrecidas previamente. Y ello porque Eugenia de Montijo era titular de todos los mayorazgos de su linaje, vinculada como estaba a la casa de Montpensier, enriquecida esta por el acoso político, con resultados fundiarios y, sobre todo, inmobiliarios, ejercido en torno a la reina de España Isabel II, de la cual el poderoso duque de Montpensier, Antonio de Orleans, obtuvo canonjías sin cuento, sobre todo en Andalucía. Al duque atribuyen numerosos historiadores la inducción del asesinato del general Juan Prim i Prats, jefe del Gobierno, en diciembre de 1870. Los miembros difuntos de la estirpe de Alba se hallaban dispersos por numerosos cementerios de toda España. Sin embargo, en 1909, el duque Jacobo Fitz James y Falcó, padre de Cayetana y futuro embajador en Londres, manda al arquitecto Juan Bautista Lázaro construir un panteón familiar para sus ancestros y familiares, sobre un proyecto previo de Adolf Ombrecht, de 1865, precisamente en Loeches, junto al convento dominico edificado tres siglos atrás por el conde duque de Olivares.
Un sitio bonito y tranquilo ademas lleno de historia
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