Archipielagos de Cies,(Vigo) Ons (Bueu), Salvora (Ribeira)y Cortegada ( Vilagarcia de Arousa).
PN Marítimo Terrestre das Illas Atlánticas de Galicia
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Imagen PN martítimo terrestre das Illas Atlánticas de Galicia El Parque Nacional Marítimo Terrestre das Illas Atlánticas de Galicia fue creado hace diez años, con la publicación en el BOE de la Ley 15/2002, de 1 de julio, integrando en este espacio un conjunto de cuatro archipiélagos, Cíes, Ons, Sálvora y Cortegada, de morfología variada, que se sitúa en las rías bajas de Galicia, conformando un cordón de islas desde la ría de Arousa con los archipiélagos de Sálvora y Cortegada, pasando por la de Pontevedra, con el archipiélago de Ons, y acabando en Vigo con el archipiélago de Cíes: un paisaje singular de gran belleza, visible desde el litoral gallego próximo.
La declaración de este territorio como espacio protegido tiene por objeto conservar la integridad de los ecosistemas incluidos dentro de sus límites, que constituyen una representación significativa de los ecosistemas naturales y seminaturales asociados a la vegetación de acantilados y los procesos geodinámicos marinos (sistemas dunares), así como de los elementos biológicos que los caracterizan.
Se pretende contribuir también a la protección, recuperación, fomento y difusión de los valores culturales y antropológicos que conforman la historia de este espacio natural, permitiendo el conocimiento y disfrute de sus principales valores, asegurando, siempre de forma compatible con su conservación, tanto la actividad investigadora y educativa como el simple acceso a los visitantes.
Anterior a esta declaración como Parque Nacional, estas islas empezaron su andadura, en lo que a protección de la naturaleza se refiere, en 1980 con la declaración de las islas Cíes como Parque Natural. En 1988 este archipiélago, de acuerdo con la normativa europea, también fue declarado ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves), al igual que el de Ons en el 2001. Posteriormente algunos archipiélagos del Parque han sido propuestos como Lugares de Importancia Comunitaria (LIC), y en el año 2007 fue declarada el Área Marina Protegida OSPAR con el mismo nombre que el Parque Nacional, coincidiendo en sus límites con éste, siendo además la primera área de este tipo registrada en España, que tiene como principal objetivo la prevención y la lucha contra la contaminación marina.
Este Parque Nacional, situado en un entorno natural ligado al mar, presenta una extraordinaria biodiversidad, con gran variedad de ecosistemas, entre los que destacan, entre otros, acantilados, playas y sistemas dunares, matorral y fondos marinos.
El archipiélago de Cíes, en la boca de la ría de Vigo, está compuesto por tres islas: la de Monteagudo o Norte, la del Faro y la de San Martiño o Sur. En el alto de las Cíes, de 197 m, se alcanza la máxima altitud del Parque Nacional. Playas: Figueiras, la cala de As Cantareiras, la playa de Rodas, la playa de Nosa Señora y la playa de San Martiño en la isla Sur. Sus tres islas tienen entre 1,5 y 3 km de largo. Las del Faro y Monteagudo están unidas por un dique, y la de San Martiño es la más meridional de las tres. Cabe destacar también la presencia de una pequeña laguna (O Lago) de agua salada con un conjunto de características que le confieren una especial importancia ecológica.
El archipiélago de Ons se sitúa en la entrada de la ría de Pontevedra. Está compuesto por la isla de Ons y la de Onza. Ons, su isla de mayor tamaño, tiene 5,5 Km de longitud y una anchura media de 800 m. Presenta menos acantilados que Cíes y está acompañada de pequeños islotes. Su punto más elevado alcanza los 128 m y en él se levanta el faro. En su cara este, más a resguardo de vientos y temporales, se asientan algunas viviendas, acompañadas de sus característicos hórreos, así como los cultivos de maíz y patata, a ellas ligados. En Ons están las playas de las Dornas, Melide, Area dos Cans y Canexol. Su cercana compañera, la isla de Onza, es mucho más pequeña y está deshabitada.
Imagen del PN Marítimo Terrestre das Illas Atlánticas de Galicia El archipiélago de Sálvora se encuentra a la entrada de la ría de Arousa. Su isla más grande es la de Sálvora, de aproximadamente 2,5 km de longitud y 1 de ancho. Su altitud máxima es de 73 m. La costa oeste es rocosa, mientras que la oeste presenta las playas do Almacén, dos Bois, dos Lagos y Zafra. Completan el archipiélago numerosos islotes como el arenoso Vionta y las rocosas Sagres.
La isla de Cortegada y las Malveiras están localizadas en el interior de la ría de Arousa, muy cerca de la costa. Cortegada tiene una longitud aproximada de 1 km y una anchura de cerca de 0,5 km. Su máxima altura es de 19 metros, y es la isla del Parque Nacional que presenta una mayor densidad arbórea.
Los principales ecosistemas de este Parque Nacional son los acantilados, playas, sistemas dunares, matorrales y fondos marinos. En ellos encontramos una flora y fauna característica:
Los acantilados de indudable valor paisajístico, han sido moldeados a lo largo de la historia por la influencia marina; a pesar de tener la mayoría de los archipiélagos un material granítico, en aquellas zonas de fractura el agua consigue erosionar la superficie rocosa, creando las llamadas «furnas» o cuevas marinas. La morfología de furnas que hay en el Parque depende del material geológico, orientación de las fracturas, y grado de erosión que les afecta. En estos acantilados se crían importantes especies de aves marinas, como la gaviota patiamarilla (Larus michahellis) y el cormorán moñudo (Phalacrocorax aristotelis), y albergan una flora muy específica, dado su aislamiento y la dureza de las condiciones ambientales; podemos destacar algunos endemismos iberoatlánticos como la armeria (Armeria pubigera subsp. pubigera), la angélica (Angelica pachycarpa) y la caléndula marina (Calendula suffruticosa subsp. algarbiensis).
Las playas y dunas, ofrecen unas condiciones de extrema dureza para el desarrollo de comunidades vegetales. Son hábitats que soportan altas insolaciones y una elevada sequedad y salinidad, con un sustrato muy pobre en nutrientes, y debido a los vientos y a la ligereza de las arenas sufren movimientos y cambios constantes. Estas características exigen a las especies que allí se instalan una alta especialización, distribuyéndose las distintas comunidades en franjas según la distancia al mar, como la oruga de mar (Cakile maritima) en zona de playa, el barrón (Ammophila arenaria) en los primeros frentes dunares, o la artemisia de playa (Artemisia crithmifolia) y las endémicas helicriso (Helycrisum picardii var. virescens) y camariña (Corema album) ya en franjas posteriores. También en las dunas hay que resaltar la Armeria pungens, que tiene en el Parque Nacional las únicas poblaciones gallegas, y la Linaria arenaria, catalogada en peligro crítico de extinción en el Libro rojo de la flora vascular española.
Los matorrales son la vegetación predominante en las islas atlánticas: comunidades leñosas autóctonas que presentan diferente composición y naturaleza en los distintos archipiélagos. En su mayoría son matorrales costeros, abundantes en la vegetación de acantilado, y tienen carácter climácico, es decir, etapa madura de la vegetación natural. En otros casos representan etapas previas a la regeneración de la vegetación arbórea en los procesos de sucesión vegetal, con masas impenetrables de tojos (Ulex europaeus subsp. latebracteatus), helechos águila (Pteridium aquilinum) y zarzas (Rubus ulmifolius). En algunos archipiélagos el matorral además, está conformado por brezos (Erica spp.), y en Ons y Sálvora está presente la retama Cytisus insularis, único endemismo exclusivo del Parque Nacional.
El medio marino ocupa la mayor parte de la superficie del Parque; aproximadamente el 85% de la superficie protegida corresponde al dominio del océano. Su gran diversidad de fondos le proporciona un elevado valor ecológico y un gran atractivo tanto por los espectaculares paisajes sumergidos como por su riqueza en fauna y flora.
Los roquedos son fondos con una gran diversidad específica dado que son zonas muy oxigenadas y donde grietas, cuevas, paredes, etc., ofrecen diferentes ambientes. Las comunidades están caracterizadas por la presencia mayoritaria de una especie que se ve favorecida por las condiciones imperantes y que va siendo sustituida por otra conforme esas condiciones van cambiando a lo largo de las diferentes franjas mareales: supramareal, intermareal y submareal.
En zonas más alejadas del mar, el supramareal, la cochinilla de mar (Ligia oceanica) se esconde bajo las piedras y sale por la noche a alimentarse de algas.
En el intermareal, zona intermedia, se asientan grandes áreas dominadas por el mejillón (Mytilus galloprovincialis) y, en las zonas más expuestas al embate del mar, por el percebe (Pollicipes cornucopia), sobre una base de bellotas de mar (crustáceos balanomorfos) de los géneros Balanus y Chthamalus, entre las que también viven el bígaro Littorina neritoides y la lapa (Patella spp.). Sumergidos en las charcas se encuentran el erizo de mar común (Paracentrotus lividus) o las anémonas (Anemonia sulcata). En lo que se refiere a las algas, son abundantes las calcáreas incrustantes, y otras como la coralina (Corallina elongata), Gelidium sesquipedale, el musgo de Irlanda (Chondrus crispus) o las del género Fucus.
En el submareal, franja casi permanentemente sumergida, destacan los bosques de grandes algas pardas, considerada una de las comunidades del litoral español con mayor riqueza específica; esto es debido entre otras razones a las algas que componen mayoritariamente este ecosistema, de gran talla, que pueden superar los 2 m, permaneciendo fuertemente fijadas al sustrato infralitoral, en donde se refugian multitud de organismos. Estas zonas proveen de alimento y refugio a muchas especies animales como gusanos poliquetos, la oreja de mar (Haliotis tuberculata), la lapa (Helcium pellucidum), la nécora (Necora puber) o la centolla (Maja squinado). También son muchos los peces que encuentran refugio y alimento en este particular bosque, como el abadejo (Pollachius pollachius), el congrio (Conger conger), el mero (Polyprion americanus), los góbidos o los blénidos.
En los fondos arenosos los sedimentos están en movimiento continuo debido al mar, en ellos se entierran navajas (Ensis spp.), almejas babosas (Venerupis pullastra), berberechos (Cerastoderma edule), o rodaballos (Psetta maxima). En rocas aisladas entre la arena aprovechan para anclarse especies de algas como Cystoseira tamariscifolia o Dyctiota dichotoma.
Los fondos de maërl, que son restos de algas calcáreas, ofrecen una intricada red de refugios que permiten albergar una gran diversidad animal entre la que está la volandeira (Aequipecten opercularis) o la vieira (Pecten maximus), cangrejos ermitaños de la especie Anapagarus hyndmany, y entre los peces se pueden destacar los lanzones (Ammodytes tobianus). También habitan aquí las fases juveniles de la nécora (Necora puber) o la sepia (Sepia officinalis).
Los fondos de cascajo están formados por grandes restos de conchas de moluscos. También aquí se esconde una variada fauna: bivalvos como la vieira (Pecten maximus), la zamburiña (Chlamys varia) o la almeja rubia (Venerupis romboides), variedad de gusanos poliquetos, pulpo (Octopus vulgaris); fanecas bravas (Echiichtys vipera), etc.
Existen otras especies que viven en el medio marino del Parque Nacional como los sargos (Diplodus spp.), los mújeles (Chelon labrosus), o las caballas (Scomber scombrus). En el archipiélago de Cíes, entre las islas de Monteagudo y el Faro, cerrada por un dique artificial y por la playa de Rodas, se encuentra una laguna somera de agua salada, O lago, que alberga una elevada biodiversidad y funciona como zona de desove y alevinaje de peces y otros grupos faunísticos.
El Lago constituye el gran acuario natural del Parque favorecido por la amplia variedad de refugios existentes o la abundancia de alimento. Paseando a lo largo del dique que lo limita, podemos observar mújeles (Chelon labrosus), mojarras (Diplodus vulgaris), maragotas (Labrus bergylta), abadejos (Pollachius pollachius), julias (Coris julis), congrios (Conger conger), góbidos (Gobius spp.), blénidos (Blennius spp.) o anguilas (Anguilla anguilla).
La sensibilidad y fragilidad de este sistema hace que el elevado valor ecológico que presenta el Lago pueda verse amenazado con facilidad, por lo que es importante minimizar la presión humana sobre él, evitando incluso el pisar determinadas zonas, además de estudiar y minimizar el efecto que puedan tener las estructuras artificiales como el dique o el muelle. Debido a esta vulnerabilidad, ha sido declarado Zona de Reserva en el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales, uno de los elementos de gestión de los Parques Nacionales.
En el entorno de las islas y desde los barcos que viajan hasta ellas, es relativamente común observar el delfín mular (Tursiops truncatus) y el delfín común (Delphinus delphis).
Las aguas del Parque Nacional se caracterizan por su claridad y por temperaturas medianamente frías, con una ligera influencia cálida aportada por la corriente cálida del Golfo, y con una homogeneidad vertical en invierno (13-16ºC) y una estratificación en verano (12-18ºC). Estas islas atlánticas fueron utilizadas como escondite de pueblos cercanos y naves enemigas, medio de vida de pobladores y paraíso de turistas. Todos ellos nos han dejado leyendas, supersticiones e historias de exploradores y curiosos en aventuras arriesgadas, que están esperando ser revividas por nuestros visitantes
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