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Reseñas, información para Restaurante Azurmendi

"“Tocar las raíces para soñar, viajar, descubrir, sentir un territorio y volar para llegar al mismo punto de partida, Azurmendi es mi casa.”Eneko Atxa.El restaurante Azurmendi*** es el lugar donde nuestra cultura, costumbres y manera de hacer caminan juntos hacia el futuro. Un mar de autenticidad donde sentir la tradición y la vanguardia. La esencia, la intensidad y el sabor de la cocina de Eneko Atxa."
Dirección: Corredor del txorierri salida nº 25, 48195 Bilbao
Teléfono: 944 558 866
Ciudad: Bilbao
Ruta: Corredor del txorierri salida nº 25
Código postal: 48195



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Reseñas
Una experiencia excelente, la ubicación es preciosa y todo puesto muy bonito. La comida por supuesto excelente pero sí sabores bastante intensos. El servicio es muy atento aunque al principio tardaron un poco en traernos el vino. Para mí gusto eran muchísimos platos, soy de bastante buen comer y al final llegué llenísima. Por ahí quitaría alguno de los platos intermedios para llegar con más ganas al postre. Por supuesto la calidad de la materia prima, excepcional, totalmente recomendable
Lo que menos me gustó fue ese afán de vender cócteles, champán o pases de quesos a precios desorbitados. Teniendo en cuenta que el menú sale por unos 260€ sin bebidas, está fuera de lugar "presionar" de alguna manera al cliente a seguir sumando en su factura. Por otro lado, la puesta en escena, el paseo previo antes de llegar a la mesa y la comida en general es memorable.
Estuvimos hace tiempo, pero, por las noticias que me llegan, sigue manteniendo el mismo gran nivel. Solo decir que de los restaurantes con estrellas Michelin que he visitado, fue la primera vez que he salido, no solo satisfecho de la cocina del chef sino con la impresión de haber gastado muy bien mi dinero. El local luminoso, amplio y con decoración cuidada, moderna, estilosa y muy conseguida. Huerta donde cultivan parte de los productos que utilizan. En cuanto a Eneko, un encanto de persona, amable, cariñoso y sencillo como los grandes. Todo el personal genial dando la impresión de disfrutar con su trabajo. En resumen la experiencia, que duró de las 14 a las 18h única. Muy recomendable
Experiencia culinaria diferente y especial. El sitio es muy bonito, con la huerta y cada paso a paso tanto por dentro de la cocina como en la sala de los arboles.. el único punto malo es que las mesas del comedor dan a una carretera que se intenta disimular con arboles delante la cristalera. La comida muy rica, no desayunéis… porque llena. El huevo trufado una delicia que no podía faltar. Los postres originales y sabrosos. La pega del menú que intenta ser un homenaje al producto del país vasco es que pongan mollejas… siendo de aquí pensamos que algo más típico como txuleta o carne… pero para gustos…
Todo fue perfecto. Entramos a las 13h y salimos a las 18h. Toda una experiencia. A parte del menú pedimos una tabla de quesos para 2 eramos 4 y estuvo muy bien. Repetiría.
Un experiencia espectacular, desde el sitio, la forma con la que te van llevando hasta la mesa, los platos ... Todo muy bueno. Lo mejor el equipazo que allí trabaja con Eneko Atxa como director de orquesta, todos y cada uno de ellos nos hicieron sentir genial. Gracias!
Segunda vez que visitamos Azurmendi y esta vez nos ha gustado aún más. Es probablemente la experiencia más completa de los restaurantes de 3* lugar, comida, servicio, belleza… y se sitúa en mi top junto a Diverxo y el Celler. Ir a Azurmendi es un espectáculo de principio a fin, que se inicia con una especie de visita guiada por las diferentes partes del restaurante y que resulta muy visual picnic-invernadero-cocina-sala. A destacar: - Todo el picnic y el invernadero. - Lemon grass. - Ostra en tempura. - Quisquilla impresionante textura. - Atún y caviar. - Castañeta. A mejorar: - Txipiron Pelayo fue el único pase que no nos gustó. Por último, impecables el servicio tanto en sala como la recepción y los vinos excelentes el blanco, el tinto y la hidromiel para la parte dulce. Espero con ganas 2023 para volver. Mis felicitaciones a Eneko y a todo su equipo.
Un formato tres estrellas Michelin, con una formula interesante pero donde la puesta en escena adquiere quizás demasiado peso. Además hubo otros detalles que no me convencieron: - La carne y el pescado pasan como otro bocado más sin respetar la preeminencia de dichos platos. - Upsellings durante la comida? Roza el mal gusto. Por lo demás prepárate para degustar pequeñas maravillas.
Recientemente, tuve la oportunidad de trabajar como fotógrafo de bodas en el Restaurante Azurmendi, y me siento inspirado para compartir mi experiencia en este lugar que combina perfectamente la gastronomía de vanguardia con un entorno excepcional para celebrar bodas memorables. Lo que hace que Azurmendi sea único es su impresionante arquitectura sostenible, rodeada de viñedos y paisajes verdes, que crea un ambiente inigualable y sofisticado para cualquier boda. La elegancia del edificio de cristal y acero se fusiona con la naturaleza, permitiendo que la luz natural fluya a través de sus espacios interiores y realce cada detalle. El restaurante cuenta con una terraza con vistas panorámicas y un jardín interior que es perfecto para ceremonias íntimas y cócteles. Estos espacios ofrecen un marco excepcional para capturar fotografías de pareja y familiares, aprovechando la belleza del entorno y la arquitectura única del lugar. Por supuesto, no puedo dejar de mencionar la exquisita gastronomía de Azurmendi, liderada por el reconocido chef Eneko Atxa. La innovación y creatividad en la presentación y los sabores de sus platos son realmente impresionantes, y sin duda, los invitados recordarán la experiencia culinaria como uno de los puntos más destacados de la celebración. En resumen, trabajar en el Restaurante Azurmendi como fotógrafo de bodas ha sido una experiencia gratificante y enriquecedora. La combinación de un entorno excepcional y la alta cocina hacen de este lugar una opción ideal para parejas que buscan un espacio diferente y elegante para inmortalizar su amor. Estoy ansioso por volver a colaborar en este increíble lugar y lo recomiendo con entusiasmo a futuras parejas.
Una experiencia gastronómica digna de vivir al menos una vez en la vida. Es caro, sí, pero ya no sólo estás pagando un menú degustación perfectamente ejecutado, sino todo lo que hay detrás: atención de los camareros y personal de sala, puesta en escena, ritmo y cadencia de los platos, un entorno incomparable y una velada magnífica. El menú empieza con una copa de txakoli con la que disfrutar de un picnic de bienvenida en una sala repleta de vegetación, fuentes de agua... Bocaditos de un sabor muy intenso el mejor el de tartar de presa ibérica que juegan con las texturas. De ahí pasamos a la cocina, donde un ejército de camareros te saludan al unísono. Ahí disfrutas de la mesa de la trufa, con un par de platos donde el hongo es la estrella. El mejor, el merengue trufado, saborazo intensísimo. El huevo trufado el plato que más indiferente me dejó. Acto seguido te dirigen al invernadero, donde hay dispuestos diferentes escenarios casi parecen jardines en miniatura o dioramas donde sorprenden al comensal con pequeños bocados, algunos de ellos verdaderamente sorprendentes. Difícil quedarse con uno, pero quizás por originalidad, el daiquiri de rosa. Finalmente, te encaminan a la mesa, donde acabará el resto del menú. Comedor amplio, bien iluminado, mesas grandes y cristaleras. Amplitud en una palabra. Hasta 4 camareros diferentes y un jefe de sala nos atienden y explican cada plato: cómo está preparado, cómo degustarlo, en qué orden comerlos cuando hay varios. Imposible destacar uno en concreto, son todos espectaculares. Presentaciones cuidadas y efectistas. Y sabor, explosiones de sabor. Muchos de ellos constan de 2-3 bocados, pero saben a gloria y quieres más. Si tuviera que elegir uno, la tartaleta de callos de bacalao: textura, sabor, intensidad, untuosidad, crujiente, todo en un bocado. Pero el taco de pescado del día con yema curada, las kokotxas de merluza al pilpil, la castañeta de cerdo, el bogavante... Qué desfile de platos, qué salsas para mojar pan, qué puntos de cocción! Para acabar, tres postres, de más ligero a más contundente. El mejor, para mi el de chocolate con olivas, sorprendido por semejante combinación. Y funciona muy muy bien. Para acabar, nos dirigen a la zona para tomar café y los petits fours: agradable zona, acristalada, acogedora y más informal. Petits fours elaborados bombones de vino tinto, chupachups de chocolate blanco y hierbabuena, macaron de frambuesa, praliné de avellanas, gominolas caseras. Un broche perfecto para finalizar la comida. Tras esto, antes de irte, puedes dar un paseo por el invernadero, contemplar el huerto y disfrutar de la naturaleza que rodea al restaurante y saludar al chef. Un 10 en todo. Eneko y su equipo son unos artistas de los fogones.
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