Restaurante Montaloya

Una cena en este local en verano es uno de los mejores planes, pero también se puede disfrutar de una comida en un día primaveral de febrero, con la vista de El Lago y con las cotorras y gorriones rondando las mesas, cuando no aupandose a la misma como un comensal más. Y con un buen menú de lunes a viernes por 15€

Restaurante situado junto al Lago de la Casa de Campo. Una situación privilegiada, aunque con alguna pega. Tiene una terraza exterior detrás de una carpa donde también tienen mesas desde la que se pierden todas las vistas al lago. Junto a esta terraza está situado un camino de acceso a un aparcamiento de tierra, por lo que cuando hay mucho tráfico y si el viento sopla, puede arruinarte la comida. La carta es variada con gran importancia en las carnes. Nosotros pedimos dos opciones: Escalope y 1k para hacer a la brasa en la mesa, cosa que se agradece para que no se enfríe y esté al punto de cada comensal. En las dos versiones una carne tierna y de buen sabor. De postre nos decantamos por Filloas que estaban riquísimas. En cuanto al servicio, tienen unas 100 mesas y dan unas 500 comidas por lo que van muy acelerados, aunque debo destacar que con nosotros han sido súper atentos y muy amables. Como puntos de mejora: deben tener más cuidado con las almejas de la paella, tenían algo de tierra. El queso del escalope no aportaba nada, era demasiado “tranchete” y los baños estaban saturados y no todo lo limpio que desearíamos todos.

Situación privilegiada enfrente del lago con terraza y rápida atención. Bebida doble por 2,25€ con generosa ración. Es un sitio turístico y siempre hay mucha gente, pero es fácil encontrar sitio si se pregunta al camarero. Buena alternativa al ya conocido sitio de al lado que siempre está lleno.

La comida impresionante, raciones muy generosas y no son muy caras, teniendo en cuenta su ubicación. Camareros muy atentos. 100% recomendable.

Un emplazamiento maravilloso frente al lago, con el Skyline de Madrid sobresaliendo por encima de la arboleda. Solo por eso merece un 10! Hemos esperado un poco, no es comida rápida! me gustaría ver a los que siempre se quejan del servicio haciendo cola para comprar un burger Merece la pena porque es un sitio muy agradable hemos comido en la carpa, que está bien acondicionada y además no es tan ruidoso como el interior Ya probaremos otra cosa la próxima vez, hoy ha tocado el solomillo de buey a la brasa, que te ponen en la mesa para que te lo hagas a tu gusto, con patatas y pimientos de padrón, no hace falta nada más. Muy tierno y sabroso. Bueno, sí, si te gusta acompañarlo con alguna salsa no olvides decirlo al encargarlo. Volveremos

Fuimos 12 personas un viernes por la tarde - noche, pasamos un buen rato al fresco de la casa de campo en pleno julio. El camarero nos atendió a la perfección, el tinto de verano casero muy rico, pedimos tapas de las cuales las croquetas estaban buenísimas así como el lacón. Echo en falta alguna oferta más vegetariana/saludable en el menú de entrantes, pero con eso bastó para dejarnos a todos tan satisfechos que ni tomamos postre. Y al final ronda de chupitos con y sin alcohol. La zona es bonita y tranquila, tienes más kioscos alrededor del lago de la Casa de Campo y tienes el aparcamiento al lado así como el metro Lago cercano. El suelo es de tierra.

Mal en general. Mal servicio, lentos. Pedí un chuleton y lo pusieron muy pasado, no se lo que entienden por en su punto. El aire acondicionado no enfría casi, el agua la sirven caliente. Relación calidad precio no muy buena. Lo mejor, la piña.

Lamentable atención, sucio, un caos de local. Una simple barrita con tomate servida de mala gana. Quejas generalizadas de todo el público. Es una pena con la localización tan estupenda y la gran cantidad de personas que acuden que esperan otra cosa.

La comida bien. Los precios aceptable comparado con el resto de la zona. Los camareros, depende el que te toque, pero para tomar algo es buen sitio. La ubicación es muy buena, justo en el Lago de Casa de Campo. Perfecto para verano por su terraza. Muy acogedor.

Ideal para tomarse una cervecita después de una buena caminata. Buen trato y calidad en el servicio.