Sala de Conciertos Ocio Nocturno
Del 1969 al 1989, de mi primera guitarra a la inauguración del Tararí, 20 años.
Y del 1989 a 2009, otros 20 maravillosos años, de música en el Tararí.
Música, suena celestial
1969. El hombre llegó a la Luna y a mí ese año con 11 años, mi abuelo me regaló mi primera guitarra.
Estaba tan impresionado con la carrera espacial como con los acordes maravillosos que salían de aquel instrumento. Empecé a rasgar sus cuerdas y poco a poco fui descubriendo la música de los grandes: Led Zeppelin, Rolling, Beatles, Eric Clapton, etc.
En esa época (primeros de los setenta), oírlos en la radio era anecdótico. Las emisoras no los solían programar y conseguir discos de estos artistas era un duro trabajo. La gran mayoría eran importados, a veces en el Rastro y después de trueques impensables o en tiendas especializadas a precios muy altos, llegaban a tu poder. A parte, claro, de los que te dejaban y dejabas a tus amigos, con los consiguientes extravíos por parte de ambas partes.
Los Lp´s americanos e ingleses, eran oro en vinilo y conseguirlos, una muy seria inversión de dinero, llevada a cabo, con la acumulación de la ínfima propina o paga del Domingo, y que después de meses de ahorro total, se convertía en esos Long Play con las carpetas y libretos mas maravillosos que jamás había visto.
Yo soy de los piensan que la mejor música de toda la historia, con permiso de los ortodoxos de la música clásica y tradicional, se escribió en los 70s, unos años antes y unos después. Por lo menos la que a mí más me gusta: Jethro Tull, Black Sabbath, Allman Brothers, etc.).
En música todo lo que salía en aquellos años era diferente y genial (Pink Floyd, King Crimson, Yes, Camel, etc.) Me empapaba con sus discos y trataba de sacar sus canciones con mi guitarra española, que a esas alturas ya se había convertido en una guitarra eléctrica. Era una imitación de la Gibson Standard SG, (la que lleva Angus Young de AC DC) y que había conseguido después de años de lloros y mil promesas de buena conducta. Mi padre me la compro a plazos -letras- en unos Grandes Almacenes de fama: 12.000 pts que pago en uno o dos años creo. Sin comentarios sobre la situación económica del momento.
Recuerdo que me la dejaron probar, en una sala especial, enchufada en un amplificador Hi-Fi. ¡Claro no me sonaba como las de mis discos!, pero era preciosa y me la llevé. Ya investigaría el por qué de la diferencia.
Decir, que no me dieron ni la funda. Iba yo en el autobús más ancho que largo, agarrándola con las dos manos y soportando con firmeza las miradas curiosas de la gente -se veían pocas guitarras eléctricas en el año 73 en el autobús con o sin funda- y muy atento por si acaso aparecían cacos a la vista.
Algo que no entendía, era como les sonaban así las guitarras, en mis discos, a mis artistas preferidos. No se parecía a nada que hubiera oído antes y mucho menos a mi pobre guitarra española y a la nueva eléctrica pseudo SG.
Jimmy Hendrix podía organizar toda una batalla campal -Machine Gun- con cañonazos y ametralladoras incluidos, ¡sólo con su guitarra!. O qué decir del sonido de la Fender Stratocaster de Ritchie Blackmore, el de Deep Purple, en el Made in Japan ¡te cagas! .Me tenían en ascuas. Fue entonces cuando me fui enterando de que los conseguían con unos pedales especiales o saturaciones en los amplis y decidí estudiar electrónica y fabricarme todos esos aparatejos, que lograban esos singulares efectos (distorsionadores, Wah-Wah etc). ¡Y lo hice!, con mejores y peores resultados...
Pero uno de los momentos que tengo más claro en mi vida, fue cuando decidí que quería tener un Pub (o sala como se dice ahora) con música en directo. Fue cuando conocí a José “El Cala”,diminutivo de calavera. Lo de los motes en los barrios: si no lo tenías no eras nadie!.
Volvía de Ibiza con su mujer, rubia, preciosa, con un moreno tostado y vestida de un blanco inmaculado ibicenco (es otro blanco). Esta pareja me tenía fascinado a mis 16 años. Corría el otoño del año 74. Montaron un Pub en mi barrio, duró poco, eran malos tiempos para la lírica nocturna. Varios atracos y amenazas se lo hicieron cerrar. Momentos duros en Madrid con ciertas sustancias.
El tal “Cala” traía cajas llenas de discos, ponía una música increíble y algunas veces me prestaba alguno. Yo lograba escucharlos en un tocadiscos de los años 50-60 que arreglé y que le habían dado a mi padre como inservible (la avería no debía de ser tan gorda). Conocí el Funky, el Soul y el Blues más negros - Fredy King, Jackie Wilson, James Brown, Aretha Franklin, Suprems, Marvin Gaye etc y también las tendencias de las discotecas de Ibiza de la época.
También me dejaba pinchar esos discos en su pequeño local de vez en cuando. A la gente le debía gustar como lo hacia y lo que ponía, por lo menos no se iban. Allí en la cabina me sentía el rey del universo musical, me preguntaban qué o quienes eran los que estaban sonando. Con las consiguientes explicaciones, en tono erudito de estos de “me lo sé todo, pregunta”. Sin contar como valor añadido, las posibilidades de amoríos y de cervezas libres de impuestos
Fue en esos días cuando pensé en mezclar la guitarra, la electrónica y la hostelería, se me encendió la bombilla en mi cabeza y llegue a la conclusión, que un Pub con actuaciones y equipo propio, en el que pudiera tocar en directo y llevar a otros grupos (de aquélla de mi barrio). Era mi sueño de Modus Vivendi. Tener mi propia “Caverna” en Madrid era la forma que había elegido para vivir.
Por diferentes avatares y crudas realidades de estudios y trabajo, no lo conseguí de aquélla. Pero fíjate tú las vueltas que da la vida, que cuando menos te lo esperas !Voilà!
El 3 de septiembre de 1989 abre sus puertas El Tararí, hoy Sala Tararí de Ponferrada. 20 años después de mí primera guitarra
En 1969 el hombre llegó a la luna, yo descubrí la música y todo sonaba celestial.
20 años de la Sala Tararí -
El primer grupo que actuó en el Tararí en serio, con promoción de concierto incluida que no fueran los amigos, fueron “La Rosa” de la Rua de Petin. Al frente el singular Magín, guitarra y vocalista.
En 1990 desarrollamos el 1er Concurso Rock del Casco Antiguo de Ponferrada, ya con premios y un gran nivel. Lo ganaron 1.Punto Muerto” de Villablino 2· “Proyecto de Ley” y 3· “Sueldo Base”.
Al frente de estos últimos, algunos de nuestros amigos: Pele, José Ángel, Mondelo, los cuales hoy por hoy, veinte años después, siguen colaborando en las populares Jams del Tararí.
Bueno para abreviar, la Sala TARARÍ ha cumplido veinte años promoviendo, desde el primer momento, la música en directo. Por aquí han pasado algunos de los artistas más importantes del panorama nacional e internacional como: Antonio Bartrina Trio de Malevaje, Raimundo Amador, M´Clan, Los Rebeldes, La Guardia, Javier Krahe, Dover, Sidonnie, La Cabra Mecánica, etc. entre los más conocidos.
En el ámbito internacional y a pesar de que estamos donde estamos, hemos podido contar con grupos como The Lords of the New Church, Inmaculate Fools, The Queers, Graham Foster, Chesterfield Kings, Fleshstones, Diamond Dogs, The Healers, Peaches Staten, etc. No podemos olvidarnos de los desaparecidos: Antonio Vega y Nikie Suedde, entre otros.
La filosofía del local siempre se ha destacado por programar y ayudar a los grupos noveles. Con el tiempo algunos ya han dejado de serlo y ahora son grandes músicos en activo.
Pido disculpas de antemano por los no nombrados en este texto porque, aunque guardo toda esa información, enumerar a todos los grupos y artistas que han tocado en la sala, haría que la lista fuera interminable. Hemos programado todo tipo de estilos, desde Hardcore a música Africana, pasando por Flamenco, Reggae, Funky, Hip Hop, Blues, Soul, Rock etc.
En 20 años de conciertos y 10 años de Jam Sessions con la Banda del Tararí, la sala ha programado alrededor de unas 1500 actuaciones en vivo, a parte los cursos de clowns, algún monólogo que no cuajó y sí varias actuaciones de teatro estupendas.
Damos las gracias a todos aquellos que, de alguna manera, habéis hecho posible que cumplamos 20 años on the road: clientes, amigos, músicos, camareros, técnicos, montadores y a todas las Bandas que siguen llamando a nuestra puerta para tocar.
Entre todos hemos conseguido convertir la Sala TARARÍ en uno de los locales emblemáticos de este país.
Gracias de todo corazón y ya sabéis, 20 años no es nada.
Jorge Mateos
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