La fiesta de San Gil, es única e irrepetible, originaria de Enguera
Fiesta única en el mundo
Nuestro objetivo es realzar esta Fiesta Única en el mundo, y defender la fiesta por y para los niños, que se conozca y se disfrute como siempre lo hemos hecho.
ORÍGENES DE LA FIESTA EN ENGUERA.
Los orígenes de esta fiesta inmemorial, son un tanto inexactos, a pesar de que en 1862 la revista “El Museo Universal” le dedica un hermoso grabado en el que se reproduce la bendición del hinojo en la villa de Enguera (Grabado portada del proyecto). En el se puede ver plasmada, fielmente, la fachada de la iglesia arciprestal enguerina y un numeroso grupo de niños y mayores, con sus manojos, esperando y recibiendo la bendición sacerdotal.
El 1 de septiembre de 1881, se tiene constancia de que una nueva imagen bendice y preside la fiesta de San Gil, una pequeña imagen del santo Abad, tallada en madera, salida de la manos infantiles de un artista que llegaría lejos en su arte y sería escultor, pintor y maestro de otros jóvenes artistas: Isidoro Garnelo Fillol, que a los catorce años y residiendo en Valencia, quiso obsequiar a los enguerinos con aquella figura de San Gil (según se puede leer en la revista Enguera de 1967). Años más tarde, ya desaparecida, sería sustituida por la imagen que regaló el niño Paris Palop Jorge, en 1960.
Además Don Pedro Sucías cronista de la villa, en sus “Apuntes históricos de la villa de Enguera” –manuscrito fechado en 1908-, apuntaba lo siguiente: “Costumbre tan inveterada no sabemos de donde trae su origen; pero es lo cierto que en Ritual Romano se encuentra, entre otras formulas, la bendición del hinojo”.
Algunos escritos remontan el inicio de esta tradición entorno al año 1790 y su origen podría ser consecuencia de la devoción que por San Gil tenia, un Abad del Convento Carmelita de Enguera del siglo XVII y que la asumió toda la población como propia manteniéndose hasta hoy.
Otros textos apuntan a que su origen puede deberse a que en Enguera se sacaba el estiércol de los corrales la última semana de agosto, debido al calor, el pueblo se impregnaba durante unos días de un olor insoportable, por ello, se empezó a coger hinojo, una hierba muy aromática, que al recolectarla hacia el pueblo, pasearla y quemarla hacia que Enguera oliese mejor.
LA FIESTA EN EL MUNICIPIO
Enguera se levanta, el primero de Septiembre con un olor a hinojo que lo invade todo. Es un perfume que inunda los sentidos y que invita a la fiesta, una fiesta que el pueblo vive desde tiempos inmemoriales.
Pero el verdadero comienzo del festejo, ha tenido lugar casi una semana antes, cuando todo el pueblo, niños, mayores, abuelos, y cualquiera que se precie, ha pasado por el campo a recolectar el hinojo con el que se realizan las típicas cruces para las niñas, y las porras para los niños, algo que hasta el más pequeño de los enguerinos porta ese día.
Además los grupos de "chiquetes y chiquetas" de la localidad, así como algunas de las calles unídas por sus vecinos en competición, intentarán realizar la serpiente o "cuco" de hinojo más larga de todas, que será acarreada por todos los vecinos que participan. La competición hace que las calles cada año intenten realizar una mayor, lo que contribuye a la espectacularidad de la fiesta. Además todos los objetos que se realizan van decorados con papel de seda de multitud de colores y formas, banderas, lazos cadenas etc.
El engalanamiento de los manojos de hinojo con banderas, rosas, cadenas de papel de seda y variados accesorios de muy vivos colores es cada año un derroche de imaginación y buen gusto y desde hace unos años el Ayuntamiento ha contribuido al mismo, premiando los más originales, lo que ha su vez a redundado en un mayor gusto y cada año en una mayor originalidad tanto de formas como de colores.
Realizado todo este engalanamiento y el trabajo de días anteriores con el hinojo, el día de San Gil 1 de septiembre a las 10h de la mañana, todos con sus ramos, serpientes, cruces, porras y demás formas construidas con hinojo se dirigen hacia la plaza de la Iglesia para que el Párroco los bendiga. Allí se concentra junto, absolutamente el pueblo entero, pequeños, mayores, abuelos y niños todos por supuesto llevan su San Gil, incluso los bebes de meses lo llevan en su carro.
A partir de ese momento, la plaza de la iglesia es un hervidero de olor intenso a hinojo, criterio de la gente y colorido espectacular de banderas de colores. En ese momento dos niños elegidos cada año son declarados “los Niños San Gil” y ayudan al cura en los menesteres de la bendición.
Bendecido el hinojo con la plaza en un clamor, y todos levantando el San Gil lo mas alto posible para que le llegue la bendición, comienza el desfile por el municipio que pasea los hinojos en procesión para homenajear al Santo y solicitar la protección del pueblo.
La procesión discurre desde la plaza de la Iglesia , bajando por la calle Dr. Albiñana , cruzando la plaza de la Fuente, pasando por la Plaza de Ibáñez Marín, y adelantando por la Calle Patriarcas hasta la Plaza del Convento donde finaliza la procesión.
Una vez, allí las vivas a San Gil se suceden, igual que los cánticos y la típica canción:
“Viva San Gil,
con la patas de badil y
las orejetas de bufa candil”.
Posteriormente el Párroco procede a ensalzar al Santo que en ese momento preside el desfile, y el jurado que debe dar los premios comienza a recorrer el desfile buscando los más originales para este año. Finalizados los rezos y localizados aquellos hinojos que más gustan entre todos, se proceden a repartir los premios con la consiguiente algarabía y subida de los ganadores a recoger los premios para que todos puedan verlos.
El Ayuntamiento suele premiar al ramo más artístico, al más innovador y al más voluminoso.
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