Sanjuán&Asociados Asesores en Seguros
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Para todos nosotros es conocida la actividad aseguradora. Una persona paga una prima para cubrir un riesgo personal, patrimonial o profesional. Con esa prima se garantiza el pago de una determinada cantidad en caso de sufrir un daño el objeto del seguro. Todos estamos más o menos familiarizados con estos productos y conocemos diversos tipos de ellos, pero ¿cuál es el origen de los seguros?
Lo cierto es que la actividad aseguradora se remonta a los tiempos de las antiguas civilizaciones. En esas épocas no había entidades que se dedicaran a cubrir riesgos a cambio del pago de una prima, pero sí que existían sistemas de aportaciones colectivas que se destinaban a pagar los daños que alguno de los aportantes podía sufrir.
Tanto la civilización griega, romana e incluso en la antigua Babilonia hay muestras de este tipo de actividad como medida de protección ante riesgos que podían atentar contra la vida de las personas basándose en el principio de fraternidad.
El desarrollo del comercio, ya en la Edad Antigua, también propició el uso de éstos sistemas. Las caravanas que transportaban mercancías podían ser atacadas por piratas o por ladrones y los comerciantes buscaron un sistema que les permitía cubrirse ante estos riesgos. En estos casos se utilizaba el llamado “préstamo a la gruesa”, en el tráfico marítimo el armador tomaba un préstamo con el que se aseguraba el barco y la carga, si la mercancía llegaba a destino el dinero se reembolsaba con un tipo de interés determinado y si se producían siniestros el asegurado no pagaba nada.
Los primeros seguros de vida surgieron con la llegada de los viajes transoceánicos. Los capitanes, que corrían el riesgo de ataques de piratas, suscribían seguros para pagar los rescates si eran secuestrados o por si morían durante la travesía.
Alrededor de 1.500 aparecen las primeras instituciones destinadas al seguro. En Alemania surgieron las “cajas” que cubrían los riesgos de incendios y los seguros marítimos, que hasta el momento eran asumidos de forma personal pasan a realizarse a través de entidades pluripersonales y sociedades.
En Inglaterra la actividad aseguradora se realizaba en los cafés, lugares en los que las personas negociaban de manera directa la contratación de los seguros, En 1679, el dueño de uno de éstos cafés, Edward Lloyd, empezó a publicar un documento en el que se detallaba los viajes que los comerciantes organizaban para enviar sus mercancías. Esa información era la base para que los interesados en contratar seguros y los que estaban dispuestos a cubrirlos se pusieran de acuerdo en las condiciones. Con el tiempo se crearía una asociación de aseguradores que daría origen a la compañía Lloyd’s de Londres.
Con el tiempo se fueron desarrollando estas prácticas y ofreciendo seguros de riesgos más diversos. Se crearon las entidades aseguradoras como las conocemos actualmente y el sector se extendió. Pero como podemos ver el interés por cubrir los daños futuros que podamos sufrir no es nuevo.
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