Sidrería Alberto Brasa y Mar

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Roberto
Fuimos a cenar y a mitad de la cena un camarero nos llama la atención de malos modos por tirar el sobrante del culín de sidra en el suelo. Cuando mostramos nuestra extrañeza y le decimos que jamás nos habían comentado tal cosa en 40 años tomando sidra en sidrerías de todo Gijón y Asturias, el camarero poco menos que nos tacha de mentirosos. A la hora de pedir la cuenta solicitamos a una joven camarera que nos gustaría hablar con el propietario. Como quiera que tras traernos esta chica el cambio el dueño no daba la cara le dijimos a aquélla que trasladara al propietario nuestra queja y que no volveríamos más a esta sidrería por el trato recibido, a lo cual, como guinda final, la joven camarera nos espeta que "pues mejor que no volváis, que aquí no queremos gente como nosotros". Comentario jamás no nos han hecho en casi 60 años de vida en ningún lugar, ni en Gijón, ni en España ni en los diversos países que hemos visitado. Al abandonar el lugar los comentados camareros y el que parecía propietario nos dirigieron una mirada de desprecio.