Las personas emprendemos y aprendemos o aprendemos y luego emprendemos, este último, es mi caso, con la mayor humildad, con muchos sueños e ilusiones, sabiendo de antemano que me puedo equivocar, que no depende únicamente de mí, me he decidido a poner un pequeño negocio de artesanía, decoración y regalos.
He elegido esto, porque hay muchas de las cosas que a mí me hacen sentir bien, el trato con las personas, eso en primer lugar, luego cosas que me gustan en mi entorno, la magia de las pequeñas cosas, las que te hacen sentirte relajado, inspirado, positivo.
El trabajo artesanal, tan poco valorado y tan especial y solo porque cuando un buen artesano, a base de muchas horas y años en sus obras, las crea con tal facilidad y rapidez, que todos piensan que es pan comido, que eso lo puede hacer cualquiera y no...
En cada una de sus obras, por mucha destreza que maneje, no solo invierte su tiempo, la materia, invierte su creatividad, su toque personal, un poco de sus sueños, un gran desgaste en las manos.
Cada artista, pone un sueño en cada uno de sus dedos, inyecta en su obra cada una de las fibras que lo forman, hace terapia con ella, consigue evadirse, relajarse y materializar la corriente de sentimientos que le invade en todo lo que hace.
Cuando compráis una obra artesana, incluso un libro, os lleváis a casa la dulzura, la rabia, el dolor y el amor, os lleváis los sueños y sobre todo, dais de comer a un artista, o a miles, estén en la parte del mundo que estén.
"SoloAlas"
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