Reseñas
Muy buena comida y servicio muy amable en un sitio discreto y sencillo. Destaco especialmente las alcachofas y los chipirones. Y por supuesto la tarta de queso idiazabal. ¡Buenísimos! Aunque vimos pasar un arroz por ahí con muy buena pinta. Muy buena calidad - precio. Tres platos a compartir, más postre, con abundante vino y cerveza, 25 euros por barba.
El sitio está bastante bien, en general la comida está muy rica y el concepto de cocina es bastante original. Sin embargo, las cantidades son pequeñas teniendo en cuenta el precio.
He ido varias veces y ya tocaba reseña. Es un sitio de el que sales con la sensación de que has acertado por completo. Aparte del trato excelente, los platos son todo un acierto. Más allá de los clásicos baos y alcachofas, la última vez nos encantó el tartar de tomate y compañía con helado de mostaza. Un 10. Seguid así!!
Todo el mundo dice que se pone a reventar pero yo fui el jueves pasado y había tres mesas ocupadas nada más. El camarero es muy amable y te hace recomendaciones. Las gyozas y las alcachofas muy ricas, el tartar de salmón no nos gustó...demasiado picante y poco sabor. Los baos que no están en la carta tampoco nos parecieron nada del otro mundo.
La Lata se ha convertido, sin duda, en mi restaurante favorito de Conde Duque. La comida está exquisita, no hay ni un sólo plato que me haya defraudado además hoy he leído en su instagram que van a renovar la carta, asi que tengo que ir a probar nuevos platos. El tartar de pez mantequilla con aguacate es de otro planeta, el fish and chips con esa salsa tan riquísima que le ponen, las croquetas caseras, las alcachofas rellenas. Todo. De verdad que es un local que no te puede defraudar. Cada plato está muy bien cuidado y elaborado, la comida es muy muy sabrosa. Y el local es super agradable. Muy pequeñito, con apenas 10 mesas y la barra; decorado con los muebles 'de la casa de la abuela' como dijeron mis padres cuando los llevé, La Lata cuida todos y cada uno de los detalles de su local. Además siempre que he ido me han atendido estupendamente, los camareros son muy agradables. Lo recomiendo totalmente a todo el que quiera comer bien y a buen precio por el nuevo barrio de moda de Madrid.
Fuimos varios a cenar, es un sitio tranquilo muy recomendable. La carta es buena y recomiendo las croquetas de carrilleras y las alcachofas. En cuanto al trato de los camareros, es muy bueno. En fin un sitio donde vale la pena cenar
Restaurante moderno con apenas 4 mesas. El servicio es excelente y la comida no defrauda. Éramos 3 a compartir todo: Gyozas de pollo fritas con salsa de soja y mostaza verde, tataki de ternera, alcachofas en tempura, y pulpo de lima con puré de patata y tierra de la vera. Sin duda el pulpo y las gyozas estaban riquísimas aunque salimos encantados con todos los platos. De postre a destacar la tarta de queso con mermelada de manzana. Fuimos un domingo a mediodía y de la carta no quedaba ni el tartar de lubina ni las sardinas marinadas. Entiendo que fue lo más pedido del sábado, por lo que puede que sean los platos estrella. Habrá que volver para comprobarlo.
Como su propio nombre indica, los días que tiene mayor afluencia de público puedes sentirte como uno de estos pececillos en aceite; pero he de reconocer que el sitio es muy cuco y acogedor. Su oferta de vinos es bastante aceptable, aunque a mí lo que me gusta de verdad es la cerveza, la cual no me parece nada caro para lo que te puedes encontrar por ahí en locales por el estilo. Peor si hay algo que me gustó de verdad es la comida. Con una variedad bastante original, me hice fan, bueno, fue amor a primera vista, del salmón con mango, presentado en una lata, como no podía ser menos y acompañado por unos totopos nachos, pero de verdad, digno de probar. Ya, de los postres, los sobaos emborrachados con crema de orujo y fritos me parecieron el broche final perfecto para una cena casual, pero muy interesante. Sin duda, un local para ir y quedarse y totalmente recomendado.
Este sitio no deja indiferente a nadie. Cocina que sorprende. Hay un amplio espectro de variedad en los platos. Van desde lo tradicional y sabroso e.g. croquetas de pollo de corral a auténticas aventuras gastronómicas, como el kimichi creo que lo he escrito bien de salmón y mango. Las alcachofas me las han recomendado bastante pero no las he probado aún. De postre TENEIS que pedir la tarta de queso idiazábal. Por fin una tarta de queso que sabe a queso. Ojo que la mousse de chocolate tiene un toque picante que puede no gustar a todos. Si os quereis salir de lo de siempre aún más para beber podeis pedir una cerveza burgalesa artesana. El local no es muy grande, así que establecen dos turnos para cenar: a las 21:00 y a las 23:00. El servicio es muy amable. El ambiente vale tanto para parejas como para grupos pequeños de amigos.
Buena comida en una zona muy interesante de Madrid. El lugar aunque pequeño se esfuerzan en que salgas contento y te recomiendan según tus gustos. A destacar las croquetas de carrillera y las alcachofas espectaculares... Los postres son igualmente muy recomendables...