"Para el tomate, ser Ribera del Ebro es como para el jamón ser extremeño"
Miranda y el Tomate
La historia del tomate y nuestra ciudad ha ido sorprendentemente de la mano de la expansión industrial. Aunque parezca contradictorio, la cultura hortícola de Miranda adquiere firmeza con la implantación de las empresas que durante muchos años fueron los buques insignia de nuestra ciudad. De la mano del ferrocarril, la azucarera y especialmente la papelera, llegaron a Miranda un buen número de trabajadores que pasaron a convivir en una serie de urbanizaciones a pie de campo, a pie de huerta que motivo la creación de una cultura de huerta que hoy nos da sus frutos.
Miranda representaba un ejemplo industrial a la vez que modélica con la construcción de barrios compuestos por pequeñas parcelas con huerta y vivienda para sus trabajadores. Estos polígonos urbanos de construcción horizontal, dieron prolongación a las huertas ya existentes de los vecinos de la Parte Vieja de Miranda y fueron el embrión de lo que hoy entendemos por "tradición hortícola". El trabajo de tres generaciones hoy aporta a nuestro tomate una genética singular que hace de nuestro producto "rey de la huerta”
Las condiciones climáticas y geográficas de nuestra tierra potencian nuestro producto. Por un lado, somos Ribera del Ebro y eso es sinónimo de riqueza hortícola y por otro lado, la cadena montañosa de los Montes Obarenes provoca un microclima óptimo para el cultivo del tomate.
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