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Tres Camins

  1. Valencia
  2. Valencia Arrocería / Paella

Reseñas, información para Tres Camins

Tres Camins
Dirección: Camí dels Anouers, 97 , Valencia 46012, ES
Teléfono: 963 67 12 49
Ciudad: Valencia
Ruta: Camí dels Anouers, 97
Código postal: 46012


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Reseñas
Como siempre, la comida es casera y muy buena. Buen personal y un lugar tranquilo. Buena relación calidad-precio.
Muy bueno , se almuerzo recién echo ,trato excelente comida casera
Si Toni Lastra le dedica más de un artículo, por algo será Comida tradicional y muy buen servicio también puede ayudar a elegir el lugar
Muy buen trato y la comida buenísima, la paella a leña espectacular
Comida casera de excelente calidad. La única pega que el menú son 11€ postre y café incluido que para diario no lo veo asequible. Pero atención y calidad de comida muy buena. Recomendable 100%
Extraordinario Bar Restaurante, que conocí con Toni Lastra y Correcaminos en los 80 y que ayer volví a pisar después de muchos muchos años. Trato muy familiar por parte de la hija de Teresa y de su nuera que ahora dirigen el negocio. Comimos de fábula por un precio razonable. Las entradas fueron de gran calidad, sobre todo la titaina y las patatas bravas; años hacia que no las probabamos tan buenas. La paella de pollo y conejo, extraordinaria de sabor y punto del arroz. Con seguridad, volveremos a menudo.
Este establecimiento está respaldado por una buena crítica, pues, no en vano, a la hora del almuerzo, su aforo interior y su terraza suelen estar llenos de clientes. Sin embargo, siendo fieles a la verdad, este negocio hostelero no destaca en nada: ni en el la calidad, ni en el precio, ni en el buen servicio, ni en la decoración… Después de llevar más de media hora esperando en la mesa a que la única camarera del local se pasara a tomar nota de la comanda, Los Buidaolles se acercaron hasta una ventana-mostrador que comunica el bar con la cocina, donde hubieron de esperar otra media hora más para ser atendidos. Todo ello era comprensible, pues, también en la cocina, solo había una sola persona; una señora mayor, que por mucha voluntad que ponía la mujer, no daba abasto para atender a tan hambrientos comensales. Había que agradecer, por otra parte, que hicieran los bocadillos en el momento, mientras esperabas observando impaciente los movimientos de una persona poco acostumbrada a las prisas de la gente. Tal vez los productos fueran de calidad, pero el simple hecho de ver, desde afuera, una cocina con tan poca higiene y tan mal organizada, producía cierta repulsa o predisposición negativa. Por otra parte, hay que hacer mención también a la poca variedad de su oferta gastronómica; todo se limitaba a productos cárnicos de cerdo, asados a la plancha o fritos en una sartén, siendo escasa también la guarnición en: habas, patatas, pimientos, cebolla… Un local que no atrae tampoco por su decoración; ni conserva la tradición de una taberna huertana, ni el refinamiento de un restaurante de capital. Tal vez sea un reflejo de la decadencia del propio entorno. No obstante, el cremaet que sirven es de calidad, hecho en el acto y en el propio vaso, con su justo punto de temperatura, azúcar y alcohol. También los “cacaos del collaret”, típicos de la zona, mucho más sabrosos que los de otras variedades.
La fama de este bar es inmerecida. Se encuentra a escasos metros de la depuradora de Pinedo; cuyos hedores o pestilencias fluyen en el aire, sobre todo con viento de poniente. Pero además, el servicio es lentísimo; tan solo una señora mayor en la cocina que, sobre la marcha, va haciendo los bocadillos en una cocina que, como puede apreciarse al otro lado del mostrador, no pasaría ni de lejos una inspección de sanidad. Tampoco destaca por su variedad de productos en el almuerzo, pues la mayoría son derivados del cerdo, con escasos vegetales. El cremaet sí es de calidad. El precio, tirando a caro.
Menú caro en comparación con otros restaurantes de la zona. A pesar de comer un primer plato, segundo normalitos, un yogurt y café nos han cobrado 11€ cada uno. Y eso que no han puesto ensalada. Hablo, claro, de menú de entresemana.
Desde fuera el sitio no llama nada, no hay vistas al mar, está en el interior, la calle es fea... pero hacen de las mejores paellas valencianas de toda Valencia, según mis familiares valencianos qué sé yo, la Madrileña, bueno, algo sabré que me he llevado un tupper con las sobras. Los entrantes también buenísimos: pan tostado con un poco de ajo y aceite y tomate y alioli con eso ya me hubiera vuelto feliz a Madrid, ensalada de tomates y cebolla tierna, mejillones autóctonos, y tortitas de planket un pescadito diminuto blanco. Regado todo con un Ribera Pesquera...y para terminar, helado de turrón. Almuerzo de ensueño. No vayáis, que no quiero que esté lleno cuando vuelva.
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