Van Gogh Café se inauguró en Marzo de 2.005 para convertirse en un “lugar de encuentro en el corazón de Moncloa” Un lugar amplio y coqueto donde coincidir para desayunar, tomar unas cañas, almorzar o cenar en una atmósfera cordial e informal
El local está decorado en madera y ladrillo sobre paredes color burdeos casi ocultas por los cuadros del genial pintor holandés. Hay una reproducción ampliada de todos los lienzos famosos que uno recuerda: la noche estrellada, los girasoles, la habitación, autorretratos… Está rodeado de ventanales tan grandes que a uno le parece estar en medio de la calle.
En la zona de la entrada está el cafetín autoservicio con mesitas de mármol, suelo de tarima y ambiente juvenil.
Le sigue una barra serpenteante donde suelen desayunar unas treinta personas a la vez y que, más tarde, se llena de cervezas y tapas.
Más allá está el salón donde coinciden los que desayunan con los que almuerzan y los que toman café. Al mediodía las mesas se visten de mantel y vajilla para acoger a los clientes del almuerzo y el menú diario. Por la tarde en el mismo escenario golpetean las pintas de cerveza , los batidos y las tartas. Al anochecer la luz se vuelve más íntima para agradar a parejas y grupos que cenan amigablemente en este restaurante-galería.
En cualquier momento del día quienes dan realmente sentido a este original escenario son los profesionales de la hostelería y las relaciones humanas que están a su servicio hasta las 24 h.
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