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Reseñas, información para Divino

Divino
Dirección: Calle Don Jaime I, 54-56 , Zaragoza 50001, ES
Teléfono: 976 20 40 08
Ciudad: Zaragoza
Ruta: Calle Don Jaime I, 54-56
Código postal: 50001


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Reseñas
Tienen una carta estupenda con gran variedad de entrantes, bocadillos, mojitos, granizados... Está todo riquísimo y las recomendaciones siempre aciertan. Cocinan con cariño y se nota en el resultado! Muy recomendables las bravas con sus tres salsas ojo la de mayonesa con gambas...deliciosa!el sándwich club y los calamares, en definitiva bruuutal! Un 10 en calidad y atención.
Buena atención de los camareros. Lugar muy estrecho y con pocas mesas. Buena decoración. Ideal para desayunar tienen bastantes tartas para elegir y para tomar algún que otro bocadillo y alguna tapa.
Tenía ganas desde hacía tiempo de probar este local y me ha decepcionado en parte. Estaba bueno y el precio es bastante caro cómo era de esperar pero es algo que estás dispuesto a pagar si el sitio y la decoración/ambiente lo merece. Lo que no se puede personar es que reembotellen el aceite y lo pongan como si fuera un aceite de una categoría superior. Para algunos serán solo detalles pero en mi opinión es algo más que un detallle
Buen sitio para desayunar por su variedad de tartas o para tomar unas tapas como fue nuestro caso. Buena cerveza, fresquita y bien tirada y variedad de tapas. No encontrarás las mas tradicionales, salvo 3-4 variedades de croquetas aparentemente caseras, pero seguro que mas de una de la barra te apetece. A mi me llevaron a probar los torreznos porque tenian muy buena pinta. La verdad es que de sabor y punto estaban muy bien, ademas de bien presentados. Eso si, le sobraba un poco de aceite.... Puede que al hacerlo en freidora la corteza absorbió demasiado. Volveremos.
Fuimos a comer unas hamburguesas, estaban más buenas y las patatas bravas estaban buenísimas y el postre de tarta de chocolate era una pasada de buena. El ambiente bueno , el trato genial
La lasaña de berenjenas estaba súper rica igual que el resto de platos . Se trata de un restaurante pequeñito en el centro de Zaragoza donde se nota que cuidan los menús .
La imagen exterior invita a entrar, es moderna y limpia y el menú es apetecible. Una vez dentro comienza la inquietud: decoración recargada, sin relación entre los objetos pero es un local luminoso y piensas: la comida puede estar bien... Una vez en la mesa llama la atención que en el lugar que correspondería a un comensal, este no podría estar porque se golpearia la cabeza con el extintor. Al mirar hacia arriba ves un enchufe encastrable colgando y asomando cable pelado. La atención es correcta. Traen una tablilla con el menú del día escrito con boli ese mismo día, sobre una cuartilla doblada. La inquietud aumenta. Pedimos los platos y la tablilla pasa a la mesa de al lado, solo hay una... De primero, espagueti a la boloñesa pasados de cocción, con tomate frito de bote e hirvientes recién salidos del microondas y ensalada César con queso en lonchas para sándwich cortado, crostones de pan blandos hechos con pan de molde y salsa de bote. A la mesa de al lado les informan que uno de los segundos no lo pueden servir. Cabreo monumental, etc. A nosotros nos ha tocado también: la camarera casi se mete debajo de una baldosa y, al no ponerle pegas, se ha ido dando las gracias y dando una palmada en mi hombro. De segundo, medallones de solomillo al Pedro Ximénez y cambio de segundo plato por albóndigas con salsa de almendras. Las carnes eran de confianza, al cocinero le ha costado despedirse de ellas después de tanto tiempo viéndolas. Para terminar, tartas de limón y de chocolate. La primera, sin cuajar bien la masa y la segunda muy bien fraguada, casi como el hormigón del edificio. Al final, descuento de 3,80€ sin saber por qué. Teniendo en cuenta que el menú costaba 16,90€ es un local, no ya para volver sino pasar mirando al tendido para no recordar. De recuerdo, malestar general para toda la tarde.
En general las cosas están buenas. Carta original aunque siempre faltan cosas la batidora hace mil años que dicen que la van a arreglar y nada, cada dos por tres vamos cuando en el horario marca que está abierto y nos encontramos con que está cerrado. Alguna vez nos ha pasado de ir, pedir, sentarnos y que justo digan: en 15 minutos cierro, darse prisa. Las cosas bastante caras en mi opinión, y hay una camarera que parece que le de mala gana trabajar, le pides una tarta y te sirve otra que no has pedido distinta, te deja las cosas en la barra y suelta un : eh pero ven a buscarlo que a la mesa no lo llevo estando sólo dos mesas ocupadas en todo el local, resoplando cuando pides, etc. No creo que vuelva por el cúmulo de cosas así y eso que es un sitio cómodo y agradable. Además, las reseñas que he leído más recientes tienen opiniones similares, creo que deberían plantearse un cambio... pues la ubicación del local es muy buena.
Sitio muy recomendado y acogedor con una gran variedad de tapas, tartas y tés. Precio asequible teniendo en cuenta que esta en pleno casco histórico.
Casi un año después de mi anterior visita creo que han cambiado de dueños y nada que ver con lo anterior. Servicio bien, calidad de la comida regular el bocadillo de solomillo con lascas de queso; seco y con un trozo de queso por encima y el precio excesivo para mi por lo que hemos cenado.
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