Reseñas
Esta bien picar algo en las mesas altas, todo muy bueno pero me quede con ganas de cenar y probar el resto de la carta. La tabla de quesos me pareció muy pequeña para el precio pero bueno volveré a darle una segunda oportunidad. El servicio muy atento y amable.
Gran restaurante tiene gran carta. Tiene un sitio privado en el cual se puede estar tranquilo. Muy bueno todo gran género. Los camareros unos profesionales y simpáticos. No tiene terraza. Buen sitio para almorzar comer.Esta en la plaza de reyes prósper
Fenomenal sitio. Producto y trato exquisito. 100% recomendable. El montadero de solomillo espectacular, se deshace en la boca!
Primera y última vez que iremos. Grupo de 12. Tapas y cervezas. No sabíamos el tamaño de las raciones e inocentemente nos dejamos aconsejar por el camarero, que nos insiste en cambiar las raciones enteras por medias. Si nos quedamos con hambre después podemos pedir más, ¡claro!. Confiamos en su criterio, inocentemente. Pero, ¡sorpresa!, las medias raciones son poco más grandes que un plato de café y dos euros más caras que una entera… ¡ahhh, pillo!. Aunque nos hizo un favor, era incomible. La puntilla refrita y dura y sospechamos que hecha en un aceite que debía estar para cambiar desde hace meses, las bravas hechas en el mismo aceite, seguro, la ensaladilla con un regusto a rancio denunciable y la sepia con mayonesa, que era mayonesa con sepia, un fraude porque me topé con dos trozos de surimi, se veían cosas rosas entre la salsa. Se lo digo al camarero, se lo enseño en mi plato foto adjunta y me lo niega… en fin. Nos quedamos con hambre y pedimos dos enteras de calamares. Nos pregunta si no queremos medias… ¡qué listo!. No, pedimos dos enteras y… ¡atraco a mano armada!. Nueve calamares contados por plato foto adjunta. Sin probar aún, sólo les habíamos echado el limón y nada menos que 16 eurazos. Por supuesto hechos en el aceite anterior. Duros y rancios. Por último, los dobles de cerveza eran tamaño pitufo… más caña que doble y a precio de tercio para la capacidad de las copas. El local no tiene mala pinta pero la comida nefasta. Decepción total.
Fuimos a cenar y pedimos ensaladilla, que estaba muy buena, aunque las rosquilletas, estaban demasiado saladas. Pedimos también sepia a la plancha, que estaba muy buena y por último pedimos alcachofas ,que ya está terminando la temporada y no estaban tiernas. La atención un diez.
Raciones cada vez más escasas. El servicio lento y poco profesional. La amabilidad brilla por su ausencia. La puntilla recalentada es de juzgado de guardia. No creo que vuelva más. Nada que ver con lo que fue.
Da gusto entrar por la puerta y ver la barra de bar de toda la vida con taburetes. Es una maravilla. También tienen mesas altas y mesas bajas, para todos los gustos. Venía de una comida y solo fui capaz de probar unas croquetas pero estabas espectaculares. Con muchas ganas de volver y probar la carta.
Restaurante de calidad en buen barrio y con bastante variedad en la carta teniendo en cuenta que no es un restaurante 'per se', sino un bar. Pidas lo que pidas, todo está bueno. Y eso se nota: a la hora que pases, siempre verás gente dentro y a los cocineros trabajando detrás de la barra. El trato ha sido genial siempre que hemos ido, pese a estar hasta arriba. Las formas de los camareros son exquisitas, lo cual se ve poco hoy en día en el resto de restaurantes. De hecho, ahí va una anécdota: una vez estaba entre dos postres y me recomendaron 1. Pedí ese, pero con él me trajeron una porción pequeñita del otro para que lo probara, lo cual fue un detallazo por parte del camarero. El precio no es el más barato, pero sin duda pagas por la calidad de los productos y el servicio brindado formas, servilletería de tela.... Destacaría principalmente las patatas bravas y el pulpo a la gallega. También hay que destacar que no admiten reservas: te apuntan en lista y en cuanto llegas tienes que avisar, y ya ellos te encuentran sitio lo antes posible.
Precio muy alto pero producto es muy bueno. La única pega es que te ponen el pan en la mesa sin pedirlo yo no como y luego te lo cobran. En mi opinión si lo ofrecen luego no lo deberían reflejar en la cuenta. Las mesas demasiado juntas. Los camareros muy amables. Lo recomendaré.
No vuelvo, menudo atraco. Fuimos almorzar y me pedí un bocadillo y una cerveza, el bocadillo era super pequeño. Me cobraron 9 euros por las 2 cosas, lo más fuerte es que en el ticket me cobraron la caña como una cerveza doble.