No se admiten reservas, sólo por invitación. Se cocina con cariño y sólo para amigos.
Mi gran afición, mi pasión, mi forma de evadirme de los problemas cotidianos es la cocina. Es el único momento que encuentro la paz y como bien me comentó hace poco un amigo es mi forma de “meditar”. No encuentro más calma que cuando me encuentro entre los aromas que emanan los fuegos, es realmente un deshago sensacional que no he encontrado en ninguna otra actividad.
Ciertamente disfruto del momento, no tanto del resultado, como bien saben los comensales que acuden a nuestro casa/restaurante, las horas pasan rápidamente mientras cocino y la mejor recompensa es la cara de satisfacción de mis amigos cuando prueban los platos.
No puedo negar que me gusta comer, pero es obvio que prefiero cocinar, crear y elaborar los platos, más que catar nuevos sabores, será posiblemente una contradicción pero “como en casa” no se come en ningún lado y cada día estoy más convencido de esta afirmación, puedo encontrar sabores nuevos, materias primas únicas e incluso platos que por técnica no puedo cocinar en casa, pero al final la sensación siempre es la misma “deseo ir a casa y cocinar”.
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