Reseñas
Distintos ambientes dependiendo de la hora. Sitio informal con decoración vintage arbitraria. Sofá, mesas, barra. Lugar de charla y café interesante.
Desayunos a 3,20. Te ofrecen elegir tipo de pan y si eliges semillas te cobran 4,20. El tomate para las tostás está en botes que los clientes se llevan a las mesas y si se acaba no lo rellenan. Si pides más te animan a pedirlo a otro cliente. Todo esto después de cobrar que es lo primero que hacen. Mesas sin limpiar
Un sitio genial si consigues mesa o llegar hasta la barra, porque normalmente está hasta arriba. Estupendo para un café o unas cañas. He ido varias veces y siempre me ha parecido un sitio agradable y acogedor. Las chicas que me han atendido normalmente, muy amables, el tipo alto que me atendió la última vez, borde y seco a más no poder, una verdadera lástima y el motivo por el que no le doy 5 estrellas.
Una tarde de sábado apetece un café por el Barrio de Las Letras, He estado un par de veces y me pareció que en la anterior ocasión estuvo mejor que esta probé una tarta y estaba muy rica. Hay algo que no me gusta pero que puedo comprender que no lo hagan y es que no sirvan a mesa siendo el local tan pequeño. Entiendo de que si hay mucha gente, sea más complicado, pero si a la hora del café hay pocas personas es un detalle que vayan a la mesa a servirte. El café la verdad que no es gran cosa, no más que el típico café que te ponen en cualquier bar.
Ideal para desayunar o merendar. Esta cafetería en el barrio de las Letras es un sitio acogedor y bohemio situado en la Calle León, una perpendicular a Huertas que sale directamente desde Antón Martín. Los postres están deliciosos y las tostas son un hallazgo. Un sitio donde tomarte algo tranquilamente y a gusto.
Fuimos por la ruta de tapas Gastroletras y, pese a que su tapa nos pareció sabrosa pero pobretona, comimos una tosta de jamón con mozzarella hecha con mimo y riquísima. El local es amplio y agradable, aunque los baños están un poco anticuados. El dueño/camarero, pese a ser agradable, ganaría sonriendo más
Sitio ideal para un vino o un café y un libro. Dueños majos, luz intermedia y mucha gente hablando, en la línea de sitios como Bon Vivant, pero un poco más decadente. Merece la pena si has quedado con alguien.
Maravilloso y tranquilo café de barrio. Amabilidad total. Por la noche se pueden tomar copas con buena música. Imprescindible una cañita alli, si estas paseando por el barrio de las letras.
En primer lugar comentar que nosotros fuimos buscando un brunch, dirigidos por un foro y al llegar nos comentaron que no servían brunch, como es obvio ninguna culpa tiene La piola. El local es muy acogedor, el personal atento y amable. La comida estaba rica, aunque no esperéis nada elaborado.
Trato desagradable y para nada amable. La camarera del local no hacía nada para hacerte sentir a gusto a la hora de pedir. Viendo que estábamos varios amigos haciendo cálculos para pagar cada uno por lo mismo tres cafés, ni se molestó en decirnos qué valía cada café por separado, tan solo nos dio el total y listos. No pienso volver.