Reseñas
Maravilloso! Sabores diferentes en típicos platos tradicionales. Lentejas sorprendentes, sopa de quisquillas muy sabrosa, coca de pisto totalmente distinta a cualquiera que haya probado antes...todo buenísimo! La calidad/precio es perfecta. Pedimos el Menú Boix, todo un acierto! Se nota en todos los platos una atención especial por querer hacer las cosas bien. Además el personal es encantador y muy atento. Ir a este restaurante es acierto seguro. Lo recomiendo 100%!!!
Es un restaurante con encanto, en el casco antiguo de Valencia, solo tiene 5 mesas, el servicio inmejorable y la cena espectacular son platos exquisitos que me ha sorprendido la verdad, precio calidad un 10. Un saludo. Pedrojota.
Cocina con algunos platos muy interesantes ajoblanco y buen trato, aunque algo lentos.
Comida y calidad excelente, lo unico a mejorar el tiempo entre plato y plato, apto para celiacos y otras alergias, lo que es de agradecer, buena carta de vinos.
Un poco desorganizados con el tiempo. Un poco caros...menú interesante.
Una cena fenomenal. El trato impresionante, siempre intentando adaptarse para que estés al gusto. La calidad de diez, muy buenas presentaciones y sabores interesantes. En el menú mediano, algunos platos buenos y otros espectaculares. Y el precio: nada excesivo. Muy, muy recomendable.
Cocina q combina creatividad y tradición con exigencia. Los productos son frescos y de calidad, además de que tienen buenos vinos. Destacaría el buen sabor de las recetas. La atención y el trato son inigualables, el cocinero se adapta perfectamente a los deseos del cliente. En mi opinión es uno de los mejores restaurantes de Valencia! Para repetir!
Si no has ido, no puedes dejar de hacerlo. Seguramente te comerás uno de los mejores arroces en Valencia. Aparte de los entrantes y la carta. Un sitio muy recomendable, agradable y con un trato muy bueno. Siempre que podemos repetimos.
La cocina no está mal, pero el tiempo entre plato y plato es exageradamente largo. Estuvimos 3 horas para cenar un menú corto de 5 platos... Prácticamente eran 2 minutos comiendo y 30 esperando. Nos dormíamos literalmente en la mesa. La camarera muy simpática, pero le falta profesionalidad por todos lados... Estuvimos durante toda la cena con la mesa llena de migas de pan y ni siquiera se digno a limpiarla, cuando en las otras mesas sí que lo hacía aún estando más limpias, es más, me vio varias veces apartar de mi lado las migas para que pudiera dejar el plato. Cuando nos quejamos de la espera entre platos, nos dijo que es lo normal en un menú así... es vergonzoso. Cualquier buen restaurante, te sirve más platos en un tiempo menor, los últimos platos nos los comimos sin ganas pues ya nos había empezado a hacer la digestión. No tomamos ni postre porque nos daba miedo el tiempo que tardarán en servirlo. Otro dato curioso es que nos sacaron el ticket a mano escrito en el típico bloc de bar de barrio, primero con un importe y luego con otro ya que se equivocaron... Me parece un poco cutre para un restaurante que pretende estar a la altura de otros mejores. Una lastima, no volveremos.
Espectacular. Menú de 8 platos a base sólo de pescados, en los que una materia prima maravillosa se acompaña de jugos y salsas de una profundidad y de una cantidad de matices que te quedas extasiado en cada plato. Calamar a la plancha relleno de ensalada sobre crema de aguacate y unos puntos de mojo de cilantro, rodaballo con jugo de tellinas, mejillones y alioli de azafrán, y una versión del all i pebre con puré de garrofó, judías verdes crujientes, avellanas y una sopita de concentrado del guiso por encima que era para llorar de emoción. Salimos por 60€ por persona con vino pero porque nos fuimos al menú largo, pero lo adaptan a número de platos que quieras y puedes cambiar los que no te gustan, buen detalle. Humildad, cercanía y amor por la cocina a raudales. ----------------------- Repetimos visita y no defrauda: carta completamente nueva y muchas más sorpresas. Sopa de ajo con quisquillas cristalinas, niscalos con un guiso de sabor intenso y daditos de butifarra, y una coca con pure de berenjenas ahumadas, toques de sésamo y bonito en lascas de las que no se borran de la memoria. El trato en sala es atentísimo y la experiencia deliciosa. Lástima que no se puedan dar más de cinco estrellas. Deseando volver.