Reseñas
Increíble. Como siempre. Puede parecer un sitio de turistas, porque van bastantes, pero porque van buscando la buena comida. Platos delicados y unos sabores que te dejan con ganas de volver siempre. No te puedes ir sin probar la rubia gallega, el mollete de papada y el bocata de calmares. Y la tortilla de gambas y ajetes!! Deliciosos. La atención estupenda también. La sumiller nos recomendó un vino espectacular. De 10 todo!!
Excelente experiencia. Calidad indiscutible del producto; muy buenos profesionales, nos atendieron muy bien y fueron muy atentos en todo momento. Elegimos el menú degustación y quedamos muy contentos. Es un lugar auténtico, no cae en la típica decoración. Recomendable sin duda.
Los platos están elaborados con mucho mimo, las porciones son pequeñas, pero sin duda de muy buena calidad. El servicio es muy bueno también, el ambiente del local aunque no es de mis decoraciones favoritas, esta muy bien conseguido ya que parece un típico y antiguo bar de tapas. Es un lugar que no te deja indiferente.
Excelente artesanía culinaria con todos los elementos. Tierra, mar y aire. A destacar las “aceitunas” con piparra, los boquerones en vinagre, los molletes de calamares picantes y las navajas en escabeche. Un recital de buen gusto. En el menu de degustación elaborado a partir de nuestras preferencias no se equivocaron. Fue estupendo!!! En este caso fueron unos 70€ por comensal que se hubieran reducido a 50€ con una moderación en bebidas.
Un bar de tapeo con una tapas muy "cools". Es un sitio pequeño pero con encanto y suele hacer falta reserva. El camarero que nos atendió, Joan, fue lo más, una atención fantástica. Imprescindible probar las aceitunas y muy recomendables los molletes. La última vez que fuimos probamos las ostras y la la verdad que están espectaculares, valen la pena.
Platillos de una calidad sublime. Paula al frente de la sala te hace sentir muy agusto. Déjese aconsejar. Si vas con la idea de la clásica bedega de tapas y pinchos en plan barato, te has equivocado. La Rubia Gallega curada y marinada algo increible. Las carrilleras de ternera con patatas paja es mantequilla en la boca algo escasa la ración para el precio q pagas. El flan de nata y la crema de boniato magistrales. Carta de vinos amplia. En mi opinion, demasiadas referencias clásicas.
Paseando por el Paralel nos colocamos en la puerta del Tickets por eso de si haber si hay una cancelación de última hora esas cosas que pasan y la persona de la puerta nos apuntó muy amablemente en una lista y sonriendo nos confirmó eso de "nunca se sabe". Podíamos ir a tomar un vermouth a la Bodega de enfrente también del grupo de Albert Adriá El Barrio. Y allí fuimos a por un vermouth y unas chips. Estaba a tope pero el encargado nos dijo que si no nos importaba ocupar su lugar nos cedía su trocito de marmol en la barra. Ibamos a estar 15 minutos y al final pim, pam, tapa de aceitunas esferificadas siiiiii, como en el Bulli!!!, de anchoas con mozarella, un par de Gildas y pasamos a una mesa fuera si queríamos. Si si,queremos. Es lo bueno de los turistas que como cenan a las 19.00 a las 21.00 van desfilando.Mejillones gordos, gordos, pescaito frito... Disfrute a cuatro manos de gastronomía exquisita y asequible. Quien diga que no se puede pagar por tapas como si fuera un restaurante de los clásicos es porque no tiene ni idea. Un diez si señor Adriá. #ongooglemaps #yosoytraveler #lifestyle #25000pasos ***** Día y hora de la experiencia: Sábado a la noche Nota expectativa: 8 Nota experiencia: 10 Consumo: Tapas varias, cañas de cerveza y vermout. ver descripción Precio experiencia por persona: De media para comer unos 38€ Repetiremos: 100% Pertenece: #Rutacocinadeautor. #Rutatapas *****
Delicioso bar de tapas 2.0 para dejarse seducir. Aconsejado por el jefe de sala elaboraron un menú especial para poder degustar entrantes, carnes, pescado y postres que no dejaban indiferente. Un sitio un poco pequeño, ambientado como un establecimiento de principios del siglo XX con un servicio muy profesional y detallista.
Es el restaurante más sencillo de la cadena de restaurantes de Albert Adriá. Tiene un encanto especial ya que recuerda su interior a los típicos bares barceloneses de toda la vida. Los platos no se quedan atrás, ensaladilla rusa, bravas, etc típicos platos de tapas pero con un toque especial. El personal es de 10, muy amables en todo momento. El precio no es barato y tampoco esperes sabores especiales, aún así lo recomiendo por el encanto que tiene.
Una mezcla de tradición, materia prima de calidad y ganas de hacer las cosas bien, desde una tortilla de patata a un granizado de vermut. La combinación de todo eso resulta en un local sin ínfulas que sirve platos tradicionales de gran calidad. La rubia gallega, el mollete de calamares y el granizado de vermut justifican solos la visita.