La Carboná

Ambiente inmejorable, comida muy rica. Y la ubicación es formidable, amplia esquina circular con espacio para los veladores.Comida: 5/5

Excelente restaurante estuvimos el día de reyes y el trato por parte de los trabajadores y la comida estuvo espectacular,la parrilla para hacer la carne nos encantó y gran detalle de la cocinera que nos dio a probar sus champiñones rellenos

Experiencia un tanto nefasta. Nos atrajo el sitio porque vimos que ponían en las mesas unas cazuelas con carbón para cocinarte la carne al gusto. Tras unos 40 minutos esperando, por fin traen la carne. Obviamente, el carbón se había apagado ya, por lo que tuvieron que cambiarnos el cacharro. Aún así no pudimos disfrutarlo, porque ese día "el carbón que habían comprado no funcionaba bien", así que al final nos tuvieron que hacer los filetes a la plancha aunque por supuesto, nos lo cobraron por el mismo precio, aún habiéndoselo comentado. También pedimos tapas, que estaban decentes, aunque tardaban demasiado para algunas. De hecho, al ver que tardaban las croquetas, le dijimos al camarero que si le quedaban mucho, y justo nos comentó que es que no les quedaban croquetas menos mal que nos dio por recordárselo. Con el agua pasó exactamente igual. Se habían agotado las botellas, pero no nos lo dijeron hasta que no le preguntamos por ella. Por último, en la cuenta nos pensaban cobrar tanto el agua como las croquetas que no tenían. Un cachondeo. No volveremos :/

Quisimos darle una oportunidad a este nuevo negocio ya que parecía tener buena pinta. Se habían preocupado de montar unos veladores fuera con césped artificial y veíamos que dentro había sobre las mesas pequeñas parrillas para poder hacerte la carne tu mismo en la mesa. Así que se nos antojó la carne a la brasa y nos sentamos. La primera decepción llegó pronto, al pedir las bebidas me comunican que no tienen algo tan básico como una botella de agua porque decían que se les había agotado el día anterior. Quisimos pedir la parrilla y algo de carne figuraba en la carta esta opción pero nos dijeron que aún no habían empezado a funcionar las parrillas entonces simplemente las tenían de adorno… luego pedimos un montadito de chorizo al infierno y tampoco tenían. Al final me decanté por uno de gambas alioli que llegó congelado. Por ultimo unos chocos que no eran frescos. La atención del camarero fue muy buena, eso si, era agradable. Y la cerveza estaba fría. Pero todo lo demás una gran decepción. No volveremos

La primera vez que fuimos fue un desastre, nos tomaron nota de la bebida y tras 20 minutos esperando y ver que no nos traían nada, y que clientes que estaban antes que nosotros se estaban marchando, decidimos irnos. Hoy hemos vuelto a ir para darles una segunda oportunidad y la verdad es que nos ha gustado mucho, han cambiado los camareros, muy atentos y simpáticos, y la comida estaba muy rica, hemos pedido una carboná de ternera y varias tapas y todo bueno.

Lo mejor para unas tapas en Sevilla Este. Me encanta la Carme a la carboná, en una sartén con brasas, para hacerte la carne a tu gusto. Por 20€ comen dos. El personal es muy amable y atento. 100% recomendable.

Un desastre total. En teoría, la especialidad del restaurante es precisamente la carne al carbón, así que pedimos una carboná grande y varias tapas, entre las que se incluía croquetas. Tras más de cuarenta minutos esperando, nos da por preguntar cuánto les queda a las croquetas y nos dicen que no tienen. No siquiera se molestaron en avisarlo, llevando tantísimo tiempo esperando la comida. Después pasó que al pedir dos botellas de agua, nos hicieron esperar mucho para traerla ya ves tú lo que se tarda en traer dos botellas de agua. Nos dieron solo una porque no tenían más agua. El montadito, que era tan básico como lomo y jamón, venía sin jamón. Después de, sin exagerar, más de dos horas esperando la carboná nos da por reclamarla. Traen el carbón, el que tuvieron que cambiar dos veces porque se apagaba de tanta espera, y de la mala calidad del carbón. Al final nos tuvieron que hacer los filetes a la plancha. Pero eso no es lo peor... Lo peor es que nos quisieron cobrar las croquetas y el agua que no trajeron porque NO HABÍA. Lo reclamamos, y aunque eso lo quitaron de la cuenta, nos cobraron la carboná como carboná, cuando al final habíamos comido unos tristes filetes a la plancha. No volveremos. 45€ para comida a medias, mal hecha, y esperando casi tres horas en total.

Un auténtico robo! Nos sentamos de casualidad para tomarnos unas cervezas y al final decidimos de comer. Jamás he salido tan defraudada de un bar. Es una vergüenza la cantidad que te ponen de carne y lo que te cobran. Las patatas congeladas e incomibles de lo que picaban. 4 personas 2 bebidas por cabeza y la carbona de lomo 52€ . Por supuesto no pensamos de volver ! Y no me extraña para nada tanto comentario negativo. Como no gestionen de otra manera este negocio no duran ni tres telediarios y por cierto nos cobraron la ración de lomo igual que la de largartito cuando su precio en carta era inferior.!

DESASTRE, la comida ni buena ni mala, el servicio es pésimo, en un dia tranquilo sin mucha clientela, la cocina tarda demasiado, mostrando poca higiene ya que se ven por ventanilla como van sin gorros o redes para el pelo, mientras beben cerveza de cara al publico, al igual que las personas que hay en barra, muy mala imagen esa de beber mientras se trabaja y mas si el trabajo no sale. Espero que les vayan bien, pero si recien abierto dan esa imagen y ese servicio, no creo que duren mucho, por cierto el aseo hay que echarle un ojo de vez en cuando, hay personas que no tienen cuidado pero eso es inevitable, pero estaba el suelo lleno de orina.....Lamentable servicio e imagen.

No pongo menos nota porque no se puede. Hemos decidido almorzar aquí, domingo a mediodía. Han tardado 15 min en atendernos para preguntarnos por la bebida, a pesar de la camarera una chica con pelo azul estar dándose paseos sin hacer nada, viendo que no teníamos nada, tanto nosotros como las mesas de alrededor. Después, le hemos pedido la carta hasta 3 veces, y al final nos hemos tenido que levantar a por ella. Una vez que decidimos qué pedir unas patatas bravas, un montadito y un plato de lagartito ibérico han tardado 2 horas en traernos la comida, todas las mesas quejándose y los camareros paseándose sin atender a los reclamos. Después de esperar ese tiempo, nos traen churrasco de pollo a la plancha en vez de lagarto, nos quejamos a la camarera y ella oídos sordos, y nos quedamos el plato con tal de irnos de allí. No nos atiende para darnos la cuenta, y nos levantamos a la barra a pagar. Le decimos al camarero que se encarga de cobrar lo que nos ha pasado, tanto con el servicio como con la carne, y nos dice en tono chulesco: ''¿Os la habéis comido, no? Pues entonces hay que pagar.'' El plato de pollo eran 15€ y nos la han cobrado a 18, el precio al que estaba el lagarto que no hemos visto ni de lejos. Sinceramente no tengo palabras para describir el poco respeto y la poca profesionalidad del servicio recibido aquí. Lo que sí tengo claro es que tanto mi familia como los demás clientes que se han llevado horas reclamando su comanda no volverán ni regalado a este lugar.