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Reseñas, información para Pampín Bar

Pampín Bar

Sobre Nosotros

En el local de una mítica taberna del barrio de San Pedro en Santiago de Compostela, de la que conserva la gran mesa central, Alén Tarrío reivindica la cocina de guisos y potajes, la cuchara, el espíritu de la cocina de barrio desde la solidez culinar

Historia

En el local de una mítica taberna del barrio de San Pedro en Santiago de Compostela, de la que conserva la gran mesa central, Alén Tarrío reivindica la cocina de guisos y potajes, la cuchara, el espíritu de la cocina de barrio desde la solidez culinaria.

Dirección: Ruela das Fontiñas, 4, 15703 Santiago de Compostela
Teléfono: 981116784
Ciudad: Santiago de Compostela
Ruta: Ruela das Fontiñas, 4
Código postal: 15703


Horas laborales

lunes: 13:30 - 15:30

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Reseñas
Lugar sorprendente que te encuentras en un callejón sin salida y tras una fachada bastante vieja. Sitio decorado con mucho gusto y original. El trato del personal inmejorable, muy cercanos y siempre dispuestos a hacer sugerencias y recomendaciones. Carta de vinos muy variada. La comida, espectacular! Nos decantamos por la empanada de berberechos y el arroz de galo para compartir. De postre, la joya de la corona, coulant de tarta de Santiago, brutal!
Antes de nada quiero dejar claro que esta reseña tiene dos partes muy diferenciadas, por un lado el servicio y por otro lado la calidad de la comida. Si no tuviese en cuenta el servicio, la puntuación sería muy superior, pero es algo que cuando no es adecuado, resta mucho. Reservo hace más o menos tres semanas, mientras el local está de vacaciones, dejando muy claro desde el principio que no íbamos a poder llegar al restaurante hasta las 15:30, por motivos de viaje. El motor de reservas no te deja guardar una mesa más allá de las 15:15, y por eso en cuanto vuelven de las vacaciones llamo para confirmar la situación. Me dicen que sin problema, y me indican incluso el parking más cercano el que dejar el coche. Perfecto. El día en cuestión, tres minutos antes de la hora prevista de llegada nos llaman, y les comentamos que en 5’ estaremos sentados. Si todo después hubiese sido normal, la llamada sería completamente rutinaria, de control. Pero la atención, el ambiente al entrar en el restaurante, fue más de “estáis llegando tarde e iros cuanto antes”. Nos señalan la mesa de mala manera después de saludar con desgana, montan la mesa para el servicio de cenas a nuestro lado con el consiguiente ruido cuando estamos todavía comiendo a las 16:15, no a las 17:30 y varios detalles más que nos hicieron sentir incómodos. Ahora la comida: carta muy corta, más corta incluso que otras que habíamos investigado antes. Como entrantes pedimos las anchoas con brioche y mantequilla. Deliciosas. Hacía tiempo que no comíamos unas anchoas tan buenas, y con el brioche la combinación es fantástica. De segundos platos pedimos las almejas en salsa verde y el steak tartar. Este último muy logrado, con esa yema de huevo que es una salsa inmejorable, y con la carne muy bien aliñada. Las almejas espléndidas, de un calibre descomunal, pero la ración es escasísima. 8 piezas para un precio de 20€. Los postres sin duda fueron lo mejor de la comida. La tarta de queso, cremosa y semilíquida en el centro, estaba riquísima. Y el coulant de Tarta de Santiago merece la fama que tiene, aunque no llega al nivel del que comimos en Lúa, que era excelso. Con dos consumiciones pagamos casi 72€. Para la calidad que ofrece no es caro, pero para la cantidad ofrecida nos pareció excesivo. Y el servicio, en un local de este nivel culinario, no puede ser así de seco, antipático e inoportuno. Si nos hubiésemos pasado una hora de su hora de cierre algo que jamás hacemos entendería algún gesto o invitación a irnos, pero desde que nos sentamos pasaron apenas 50’, así que simplemente no se nos hizo sentir cómodos. En estos casos, si al final el restaurante no va a poder dar el 100%, prefiero que me digan que no, que la reserva no es posible para las 15:30. Nos buscamos otro sitio y todos contentos.
Fuimos a comer con reserva. El lugar es pintoresco y acogedor. El servicio es amable y atento. La comida es producto de calidad, mucho sabor. Abundante y deliciosa. Mención especial al postre, al coulant de tarta de Santiago, espectacular. Para repetir. Precio competente.Comida: 5/5
Gran experiencia. Un discreto rincon que esconde una cocina de altisimo nivel, con producto de calidad dando un paso mas allá de los platos tipicos. La empanada deliciosa y el escabeche de primera. Mención a parte merecen los postres con una deliciosa tarta de queso y el espectacular coulant de chocolate.
Es un lugar diferente de eso no hay duda, desde como se llega, la zona, el aspecto exterior y luego el interior. Me gustó como lo tienen montado en el interior, no llega a ser de esos que ves como cocinan pero casi. El trato fue atento, pedimos recomendación y degustamos varios platos para compartir. La perdiz y los mejillones en escabeche no me entusiasmaron la verdad. Si que me gustó el rosbif que ponen con unos croasans, para que te hagas un bocata. La tabla de quesos, los probé pero no soy muy de quesos raros. En resumen, el sitio está bien y se come bien pero puede que no sea para mi aunque para otros gustos sea recomendable sin duda.
La fachada del local recuerda a los bares de toda la vida en galicia, pero una vez cruzas la puerta, todo cambia. Muy buen servicio de sala y cocina impecable; imprescindible la empanada y la tarta De Santiago.
Descubrimiento TOP!! Vinimos por una recomendación de un amigo que vive en Santiago y no nos defraudo. Esta medio escondido en un callejón al lado de Rua de San Pedro. Eso le da un toque clandestino que esta muy chulo. Por la entrada no te esperas que haya un restaurante así. Sin ser muy grande es un local amplio y acogedor. Me ha gustado mucho su decoración y vajilla. La atención por parte de sus camarer@s es excepcional, nos guiaron y ayudaron en todo momento y fueron super simpáticos. La comida como se puede ver en las fotos, tremenda!! Personalmente me quedaría el Steak Tartar, estaba espectacular. Y los dos postres… brutales!! Tanto el Coulant como la torrija estaban buenísimas. En resumen, uno de los mejores restaurantes en los que he comido en Santiago. Salimos muy contentos tanto con la comida como con el trato. Volveré seguro.
Aceptable calidad-precio. Empanada de millo 10€ quizá un poco cara para mi gusto. Postre un poco caro a 7€, aunque muy bueno.
Ambiente tranquilo y cómodo. Comida top, con estilo gallego, pero con una vuelta de tuerca nivel dios! . Párrafo aparte el coulant de tarta de santiago. Van a flipar!
Reservamos motivadas por su reciente reconocimiento en la Guía Michelín y nos dejó bastante indiferentes. Decoración floja. Carta escasa. Mucho ruido y mala extracción de la cocina. Trato correcto. Mala relación calidad precio. Comimos Almejas, lubina en escabeche, steak tartar y coulant de tarta de Santiago, todo para compartir. Servicio de pan muy mejorable. Pagamos 70 euros con refrescos. No nos sorprendió el sitio ni la comida, así q no creo q volvamos. Comida vegetariana: Carta muy escasa. No lo recomendaría para vegetarianos. Aparcamiento: Parking municipal de Belvís o el de La Salle cerca Acceso para sillas de ruedas: No accesible en silla de ruedas.
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