Reseñas
Llegamos para tomar una cerveza en la barra y la camarera nos atendió bastante borde. Preguntamos por si tenían carta de cervezas y su negativa fue aún más borde que su saludo. Nos fuimos inmediatamente. Si no se sabe tratar a un cliente, no merece cobrar por ello, más bien debería estar en su casa
El mejor codillo de Madrid, su especialidad es hacerlo crujiente, con una carne suave y jugosa que se deshace en la boca. Tiene una extensa carta de cervezas aunque con esa situación algo mermada y un menú de comida alemana original. Su ambiente ecléctico, íntimo y acogedor hacen que pasar un rato en este local sea algo que merezca la pena de verdad. Si a eso le añadimos el trato familiar, cercano y agradable sumamos más y más puntos positivos para conocerlo y querer regresar.
No te esperes nada de lujo ni nada fuera de lo normal, pero la cerveza alemana que tienen es riquísima y el ambiente es bien tranquilo. Nada de “try hard to be cool”. Obviamente en un lugar así la cervezas cuestan entre 4 y 6 euros, pero si eliges un lugar donde sirven buena cerveza hay que pagarla
La cerveza buena, pero un poco cara. La pena es que los camareros no están mucho en la barra y hay que esperar a que vengan para pedir las rondas o están con el móvil sin estar muy atentos.
Muy caro: dos cervezas normales: 1 GREVENSTEINER + 1 caña lager = 10.90€. Servicio malo/regular: cuando pedí el ticket para ver los precios de las cervezas la camarera no me lo dio. No volveré hasta que me entere que ha cambiado.
Quería ponerle 5 estrellas a este sitio. El local es muy bonito, decorado con gusto y con un acogedor salón. Tienen muy buena variedad de cervezas y una carta que se defiende para irte 'cenado'. Fuimos un fin de semana y el local estaba bastante lleno. Solo había dos camareros. Consecuencias: mas de una hora en traer unos calamares. Cuando llegaron ya se nos había pasado el hambre. Las giga-croquetas de jamón no están mal, pero no son una panacea. Buena bechamel, pero el jamón es de tacos para gazpacho... Las bravas muy ricas. Una pena, este es el claro ejemplo de como un mal servicio puede generar tal mala experiencia. Aún así, quizás vuelva.
Gran variedad de cervezas, camareras atentas y te asesoran con el tipo de cerveza que te gusta. Aunque el contrapunto es que es algo pequeño.
Muy agradable, buena cerveza y buena música, el próximo día probaré la cocina, pero de momento merece la pena pasar por allí.
La limpieza deja mucho que desear. Aún tenían los adornos navideños del año pasado y había un limón en la ventana que debía de llevar allí dos días. Comimos un codillo que estaba jugoso aunque poco hecho. Se olvidaron de traernos el pan . Poca variedad de cervezas aunque la ipa que no era ipa francesa "Slash" estaba buena.
Uno de los grandes desconocidos del barrio de Trafalgar en Madrid. Los fines de semana con cada consumición te agasajan con abundantes tapas sin escatimar en cantidad, ni calidad... calamares, huevos rotos, mejillones... ¡todo gratis! Un 10 por este tato al cliente que ya dura varios años.